- Las referencias demonológicas, sobre el purgatorio, el infierno y la condenación, excepto las dos primeras sobre "La Luz del Mundo" y el "Magníficat", se estructuran según el número de paralelismos hallados, y siguiendo el orden de libros y capítulos.
- Por ejemplo: la perícopa de las tres tentaciones tiene tres paralelismos en tres evangelios de Mateo, Marcos y Lucas; otra perícopa tendrá dos paralelismos, y otra sólo estará recogida en su correspondiente evangelio.
La Luz del Mundo
- Por ejemplo: la perícopa de las tres tentaciones tiene tres paralelismos en tres evangelios de Mateo, Marcos y Lucas; otra perícopa tendrá dos paralelismos, y otra sólo estará recogida en su correspondiente evangelio.
La Luz del Mundo
San
Juan 1, 1-18
1
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
y la Palabra era Dios.
2 Al principio estaba junto a Dios.
3 Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
12 Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
13 Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.
Y
nosotros hemos visto su gloria,
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
«Este
es aquel del que yo dije:
El que
viene después de mí
me ha precedido,
porque existía antes que yo».
me ha precedido,
porque existía antes que yo».
17 porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
18 Nadie ha visto jamás a Dios;
el que lo ha revelado es el Hijo único,
que es Dios y está en el seno del Padre.
El
canto de la Virgen María - Magníficat
San
Lucas 1, 46-55
«Mi
alma canta la grandeza del Señor,
En
adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
49 porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
55 como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».
Las
tres tentaciones
San Mateo 4, 1-11
Lo
esencial sobre el demonio: demonología básica
1
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser
tentado
por el demonio.
«Si tú
eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes».
«Está
escrito:
El hombre no vive solamente de pan,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».
5 Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, 6 diciéndole:
«Si tú
eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito:
Dios
dará órdenes a sus ángeles,
y ellos te llevarán en sus manos
para que tu pie no tropiece con ninguna piedra».
y ellos te llevarán en sus manos
para que tu pie no tropiece con ninguna piedra».
«También
está escrito:
No
tentarás al Señor, tu Dios».
8 El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, 9 y le dijo:
«Te
daré todo esto, si te postras para adorarme».
«Retírate,
Satanás,
porque está escrito:
Adorarás
al Señor, tu Dios,
y a él solo rendirás culto».
y a él solo rendirás culto».
San
Marcos 1, 12-13
12
En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, 13
donde estuvo cuarenta días y fue tentado
por Satanás.
Vivía
entre las fieras, y los ángeles lo servían.
San
Lucas 4, 1-13
1
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán
y fue conducido por el Espíritu al desierto, 2
donde fue tentado
por el demonio
durante cuarenta días.
No comió
nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre.
«Si tú
eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan».
«Dice
la Escritura:
El
hombre no vive solamente de pan».
5 Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra 6 y le dijo:
«Te
daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han
sido entregados, y yo los doy a quien quiero.
«Está
escrito:
Adorarás
al Señor, tu Dios,
y a él
solo rendirás culto».
Él dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden.
Ellos te llevarán en sus manos
para que tu pie no tropiece con ninguna piedra».
«Está
escrito:
No tentarás al Señor, tu Dios».
1
3 Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.
3 Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.
Diversas
curaciones
San
Mateo 8, 16-17
16
Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados,
y él, con su palabra, expulsó a los espíritus
y curó a todos los que estaban enfermos, 17
para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta
Isaías:
Él tomó nuestras debilidades
y cargó
sobre sí nuestras enfermedades.
San
Marcos 1, 32-34
32 Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, 33 y la ciudad entera se reunió delante de la puerta.
34
Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y
expulsó a muchos demonios;
pero a estos
no los
dejaba hablar, porque sabían quién era él.
San
Lucas 4, 40-41
40
Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas
dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno
de ellos, los curaba.
«¡Tú
eres el Hijo de Dios!».
Pero él
los
increpaba y no los
dejaba hablar, porque ellos
sabían que era el Mesías.
Curación
de un endemoniado en la sinagoga de Cafarnaún
San
Marcos 1, 23-28
¿Has
venido para acabar con nosotros?
Ya sé
quién eres: el Santo de Dios».
«Cállate
y sal de este hombre».
«¿Qué
es esto?
¡Enseña
de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus
impuros, y estos
le obedecen!».
San
Lucas 4, 33-37
33
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído
por el espíritu de un demonio impuro;
y comenzó a gritar con fuerza:
¿Has
venido para acabar con nosotros?
Ya sé
quién eres: el Santo de Dios».
«Cállate
y sal de este hombre».
El
demonio
salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle
ningún daño.
«¿Qué
tiene su palabra?
¡Manda
con autoridad y poder a los espíritus
impuros, y ellos
salen!».
La
misión de Jesús
San
Marcos 1, 35-39
35
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y
fue a un lugar desierto; allí estuvo orando.
«Todos
te andan buscando».
«Vayamos
a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque
para eso he salido».
La
multitud sigue a Jesús – La actividad de Jesús en Galilea
San
Marcos 3, 7-12
8
Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran
multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de
la región de Tiro y Sidón.
9
Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para
que la muchedumbre no lo apretujara.
10
Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se
arrojaban sobre él para tocarlo.
«¡Tú
eres el Hijo de Dios!».
San
Mateo 4, 23-25
Diferencia
entre enfermedad y posesión: endemoniado, epiléptico y paralítico
23
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en sus sinagogas,
proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las
enfermedades y dolencias de la gente.
24
Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los
enfermos,
afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos:
endemoniados,
epilépticos
y paralíticos,
y él los curaba.
25
Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la
Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Compasión
de Jesús ante la multitud sin pastor; oración ante la falta de
pastores
Referido
también a la falta de exorcistas
San
Mateo 9, 35-38
35
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en sus
sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las
enfermedades y dolencias.
36
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y
abatidos, como ovejas que no
tienen pastor.
«La
cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. 38
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su
cosecha».
La
institución de los Doce
San
Marcos 3, 13-19
Ellos
fueron hacia él, 14
y Jesús instituyó a Doce para que estuvieran con él, y para
enviarlos a predicar 15
con el poder de expulsar a
los demonios.
Simón,
al que puso el sobrenombre de Pedro;
17
Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio
el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno;
18
luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de
Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, 19
y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
San
Mateo 10, 1-4
1
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder
de expulsar a los espíritus impuros
y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
en
primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés;
luego,
Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan;
La
misión de los Doce
San
Marcos 6, 6-13
Jesús
recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.
8
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni
pan, ni alforja, ni dinero; 9
que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.
«Permanezcan
en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
11
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de
allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra
ellos».
12
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; 13
expulsaron a muchos demonios
y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos
con óleo.
San
Mateo 10, 1-42
«No
vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los
samaritanos.
8
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los
leprosos, expulsen a los
demonios.
Ustedes
han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.
9
No lleven encima oro ni plata, ni monedas, 10
ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni
bastón; porque el que trabaja merece su sustento.
11 Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir.
13
Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es
indigna, que esa paz vuelva a ustedes.
14
Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa
casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies.
15
Les aseguro que, en el día
del Juicio, Sodoma y Gomorra
serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.
San
Lucas 9, 2-13
8
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni
pan, ni alforja, ni dinero; 9
que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.
«Permanezcan
en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
11
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de
allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra
ellos».
12
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; 13
expulsaron a muchos
demonios y curaron a
numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
La
persecución de los Apóstoles
16 Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.
18
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar
testimonio delante de ellos y de los paganos.
lo
que deban decir se les dará a conocer en ese momento, 20
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de
su Padre hablará en ustedes.
21 El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
22
Ustedes serán odiados
por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin
se salvará.
23
Cuando los persigan
en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una
tercera.
Les
aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de
que llegue el Hijo del hombre.
San
Marcos 13, 9-13
9
Estén atentos: los entregarán a los tribunales y los azotarán
en las sinagogas, y por mi causa serán llevados ante gobernadores y
reyes, para dar testimonio delante de ellos.
digan lo
que se les enseñe en ese momento, porque no serán ustedes los que
hablarán, sino el Espíritu Santo.
12
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado
a muerte, y el padre a su
hijo; los hijos se rebelarán
contra sus padres y los matarán.
San
Lucas 12, 11-12
11
Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las
autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a
decir, 12
porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban
decir».
Los
signos percusores del fin
San
Lucas 21, 12-19
12
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los
entregarán a las sinagogas y serán encarcelados;
los
llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, 13
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
14
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, 15
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno
de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
16
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus
parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
La
valentía de los Apóstoles
San
Mateo 10, 24-33
Si al
dueño de casa lo llamaron Belzebul,
¡cuánto más a los de su casa!
26
No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada
secreto que no deba ser conocido.
y lo que
escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.
Teman
más bien a aquel que puede arrojar
el alma y el cuerpo a la Gehena.
Sin
embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento
del Padre que está en el cielo.
32
Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré
ante mi Padre que está en el cielo.
33
Pero yo renegaré ante mi
Padre que está en el cielo
de aquel que reniegue de mí ante los hombres.
Condiciones
para seguir a Jesús
San
Lucas 9, 23-27
«El que
quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con
su cruz cada día y me siga.
26
Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el
Hijo del hombre se avergonzará de él
cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos
ángeles.
27
Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán
antes de ver el Reino de Dios».
La
valentía para reconocer al Hijo del Hombre
San
Lucas 12, 8-9
8
Les aseguro que a aquel que me reconozca abiertamente delante de los
hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios.
10
Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará;
pero al que blasfeme contra
el Espíritu Santo, no se le perdonará.
11
Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las
autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a
decir, 12
porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban
decir»
Condiciones
para seguir a Jesús
San
Marcos 8, 34-38; 9, 1
«El que
quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con
su cruz y me siga.
35
Porque el que quiera salvar
su vida, la perderá; y el
que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.
38
Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta
generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se
avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus
santos ángeles».
9
1
Y les decía:
«Les
aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán
antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder»
Jesús,
signo de contradicción
No vine
a traer la paz, sino la espada.
35
Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su
madre y a la nuera con su suegra;
y el que
ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
San
Lucas 12, 51-53
51
¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les
digo que he venido a traer la división.
52
De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán
divididos, tres contra dos y dos contra tres:
53
el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la
hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera
contra la suegra».
El
Día del Hijo del Hombre
San
Lucas 17, 26-35
27
La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró
en el arca y llegó el
diluvio, que los hizo morir a todos.
28
Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba
y se vendía, se plantaba y se construía.
29
Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó
del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos.
31
En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa,
no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva
atrás.
34
Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo
juntos, uno será llevado y el otro dejado;
San
Mateo 16, 24-28
«El que
quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con
su cruz y me siga.
25
Porque el que quiera salvar
su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la
encontrará.
¿Y qué
podrá dar el hombre a cambio de su vida?
27
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado
de sus ángeles, y entonces
pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.
28
Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán
antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino».
Beelzebul
San
Marcos 3, 22-27
«Está
poseído por Belzebul
y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe
de los demonios».
«¿Cómo
Satanás
va a expulsar a Satanás?
26
Por lo tanto, si Satanás
se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir,
sino que ha llegado a su fin.
27
Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus
bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.
San
Mateo 12, 22-29
22
Entonces, le llevaron a un endemoniado ciego y mudo, y Jesús lo
curó, devolviéndole el habla y la vista.
«¿No
será este el Hijo de David?».
«Este
expulsa a los demonios por el poder de Belzebul,
el Príncipe de los
demonios».
«Un
reino donde hay luchas internas va a la ruina; y una ciudad o una
familia dividida no puede subsistir.
26
Ahora bien, si Satanás
expulsa a Satanás,
lucha contra sí mismo; entonces, ¿cómo podrá subsistir su reino?
27
Y si yo expulso a los demonios
con el poder de Belzebul,
¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes?
Por eso,
ustedes los tendrán a ellos como jueces.
28 Pero
si expulso a los demonios
con el poder del Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios
ha llegado a ustedes.
29
¿Acaso alguien puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robar
sus cosas, si primero no lo ata? Sólo así podrá saquear la casa.
San
Lucas 11, 14-23
Apenas
salió el demonio,
el mudo empezó a hablar.
«Este
expulsa a los demonios
por el poder de Belzebul,
el Príncipe de los
demonios».
«Un
reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una
sobre otra.
Porque
–como ustedes dicen– yo expulso a los demonios
con el poder de Belzebul.
19
Si yo expulso a los demonios
con el poder de Belzebul,
¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes?
Por eso,
ustedes los tendrán a ellos como jueces.
20
Pero si yo expulso a los demonios
con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino
de Dios ha llegado a
ustedes.
21
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio,
todas sus posesiones están seguras, 22
pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma
en la que confiaba y reparte sus bienes.
La
blasfemia contra el Espíritu Santo
San
Mateo 12, 30-32
El Purgatorio
31
Por eso les digo que todo pecado o blasfemia se les perdonará a los
hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.
32
Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará;
pero al que hable contra el Espíritu Santo, no
se le perdonará ni en este mundo ni en el [mundo] futuro.
San
Marcos 3, 28-30
28
Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados
y cualquier blasfemia que profieran.
29
Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón
jamás: es culpable de pecado para siempre».
«Está
poseído por un espíritu
impuro».
San
Lucas 12, 10
10
Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará;
pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
Sobre
San Juan Bautista y Jesús
San
Mateo 11, 16-19
16
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos
muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros:
“¡Ha
perdido la cabeza!” [“Daemonium
habet”: “Tiene un demonio”, según la Nueva Vulgata]
“Es un
glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Pero la
Sabiduría ha quedado justificada por sus obras».
San
Lucas 7, 31-35
31
¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A
quién se parecen? 32
Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se
dicen entre ellos:
“¡Les
tocamos la flauta,
y ustedes no bailaron!
¡Entonamos cantos fúnebres,
y no lloraron!”.
y ustedes no bailaron!
¡Entonamos cantos fúnebres,
y no lloraron!”.
“¡Ha
perdido la cabeza!” [“Daemonium
habet”: “Tiene un demonio”. Nueva Vulgata].
“¡Es
un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!”.
La
parábola del sembrador y su explicación
San
Marcos 4, 1-9; 13-20
1
Jesús comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar.
Una gran
multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una
barca dentro del mar, y sentarse en ella.
Mientras
tanto, la multitud estaba en la orilla.
4
Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al
borde del camino, y
vinieron los pájaros
y se la comieron.
5
Otra parte cayó en terreno
rocoso, donde no tenía
mucha tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda;
6
pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó.
8
Otros granos cayeron en
buena tierra y dieron
fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el
treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno».
«¡El
que tenga oídos para oír, que oiga!».
[...]
«¿No
entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las
demás?
15
Los que están al borde del
camino, son aquellos en
quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene
Satanás
y se lleva la semilla sembrada en ellos.
16
Igualmente, los que reciben la semilla en
terreno rocoso son los que,
al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría;
17
pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto
sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra,
inmediatamente sucumben.
18
Hay otros que reciben la semilla entre
espinas: son los que han
escuchado la Palabra, 19
pero las preocupaciones
del mundo, la seducción
de las riquezas y los demás deseos
penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa.
20
Y los que reciben la semilla en
tierra buena, son los que
escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y
al ciento por uno».
San
Mateo 13, 3-9; 18-23
Les
decía:
«El
sembrador salió a sembrar.
5
Otras cayeron en terreno
pedregoso, donde no había
mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco
profunda; 6
pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se
secaron.
8
Otras cayeron en tierra
buena y dieron fruto: unas
cien, otras sesenta, otras treinta. 9
¡El que tenga oídos, que oiga!».
[...]
19
Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el
Maligno
y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que
recibió la semilla al borde
del camino.
20
El que la recibe en terreno
pedregoso es el hombre que,
al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, 21
pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto
sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra,
inmediatamente sucumbe.
22
El que recibe la semilla entre
espinas es el hombre que
escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción
de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.
23
Y el que la recibe en tierra
fértil es el hombre que
escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien,
ya sesenta, ya treinta por uno».
San
Lucas 8, 4-8; 11-15
4
Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas
las ciudades, él les dijo, valiéndose de una parábola:
Al
sembrar, una parte de la semilla cayó al borde
del camino, donde fue
pisoteada y se la comieron los pájaros
del cielo.
Y una
vez que dijo esto, exclamó:
«¡El
que tenga oídos para oír, que oiga!».
[...]
La
semilla es la Palabra de Dios.
12
Los que están al borde del
camino son los que
escuchan, pero luego viene el demonio
y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se
salven.
13
Los que están sobre las
piedras son los que reciben
la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces:
creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven
atrás.
14
Lo que cayó entre espinas
son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los
placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a
madurar.
15
Lo que cayó en tierra
fértil son los que
escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y
dan fruto gracias a su constancia.
Parábola
de la cizaña y su explicación
San
Mateo 13, 24-30; 36-43
«El
Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla
en su campo;
“Señor,
¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora
hay cizaña
en él?”.
“Esto
lo ha hecho algún enemigo”.
Los
peones replicaron:
“¿Quieres
que vayamos a arrancarla?”.
29
“No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña,
corren el peligro de arrancar también el trigo.
30
Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los
cosechadores: Arranquen primero la cizaña
y átenla en manojos
para quemarla,
y luego recojan el trigo en mi granero”».
[...]
36
Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus
discípulos se acercaron y le dijeron:
«Explícanos
la parábola de la cizaña en el campo».
«El que
siembra la buena semilla es el Hijo
del hombre;
la
cosecha es el fin del mundo
y los cosechadores son los ángeles.
40
Así como se arranca la
cizaña y se la quema en el fuego,
de la misma manera sucederá al fin del mundo.
41
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su
Reino todos los escándalos
y a los que hicieron el mal,
42
y los arrojarán en el horno
ardiente:
allí
habrá llanto
y rechinar de dientes.
¡El que
tenga oídos, que oiga!
La
liberación de los dos endemoniados de Gerasa
San
Marcos 5, 1-20
2
Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio
un hombre poseído por un
espíritu impuro.
4
Muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había
roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo.
5
Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la montaña, dando
alaridos e hiriéndose con piedras.
«¿Qué
quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo?
¡Te
conjuro por Dios, no me atormentes!».
«¡Sal
de este hombre, espíritu
impuro!».
«¿Cuál
es tu nombre?».
Él
respondió:
«Mi
nombre es Legión,
porque somos muchos».
«Envíanos
a los cerdos, para que entremos en ellos».
Entonces
los espíritus impuros
salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del
acantilado, toda la piara –unos dos mil animales– se precipitó
al mar y se ahogó.
La gente
fue a ver qué había sucedido.
15
Cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en
su sano juicio, al que había estado poseído
por aquella Legión, y se llenaron de temor.
18 En el momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo dejara quedarse con él.
«Vete a
tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo
contigo al compadecerse de ti».
20
El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la
Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban
admirados.
San
Mateo 8, 28-34
28
Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos,
fueron a su encuentro dos
endemoniados
que salían de los sepulcros.
Eran tan
feroces, que nadie podía pasar por ese camino.
«¿Qué
quieres de nosotros, Hijo de Dios?
¿Has
venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?».
«Si vas
a expulsarnos, envíanos a esa piara».
«Vayan».
Ellos
salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde
lo alto del acantilado, y se ahogaron.
33 Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados.
34
Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron
que se fuera de su territorio.
San
Lucas 8, 26-39
27
Jesús acababa de desembarcar, cuando salió a su encuentro un hombre
de la ciudad, que estaba endemoniado.
Desde
hacía mucho tiempo no se vestía, y no vivía en una casa, sino en
los sepulcros.
«¿Qué
quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? Te ruego que no
me atormentes».
Muchas
veces el espíritu
se había apoderado de él, y aunque lo ataban con cadenas y grillos
para sujetarlo, él rompía sus ligaduras y el demonio
lo arrastraba a lugares desiertos.
«¿Cuál
es tu nombre?».
«Legión»,
respondió, porque eran muchos los demonios
que habían entrado en él.
Los
demonios
suplicaron a Jesús que les permitiera entrar en los cerdos.
Él se
lo permitió.
33
Entonces salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo
alto del acantilado, la piara se precipitó al mar y se ahogó.
34 Al ver lo que había pasado, los cuidadores huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados.
Cuando
llegaron adonde estaba Jesús, vieron sentado a sus pies, vestido y
en su sano juicio, al hombre del que habían salido los demonios,
y se llenaron de temor.
37
Todos los gerasenos pidieron a Jesús que se alejara de allí, porque
estaban atemorizados; y él, subiendo a la barca, regresó.
38 El hombre del que salieron los demonios le rogaba que lo llevara con él, pero Jesús lo despidió, diciéndole:
Él se
fue y proclamó en toda la ciudad lo que Jesús había hecho por él.
Jesús
camina sobre el agua
San
Marcos 6, 45-52
45
En seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la
barca y lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él
despedía a la multitud.
48
Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra,
cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo
como si pasara de largo.
49
Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma
y se pusieron a gritar, 50
porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados.
Pero él
les habló en seguida y les dijo:
«Tranquilícense,
soy yo; no teman».
51
Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó. Así
llegaron al colmo de su estupor, 52
porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente
estaba enceguecida.
San
Mateo 14, 22-33
22
En seguida, obligó a los discípulos que subieran a la barca y
pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la
multitud.
Y al
atardecer, todavía estaba allí, solo.
«Es un
fantasma»,
dijeron,
y llenos de temor se pusieron a gritar.
«Tranquilícense,
soy yo; no teman».
«Señor,
si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua».
Y Pedro,
bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a
él.
«Señor,
sálvame».
«Hombre
de poca fe, ¿por qué dudaste?».
«Verdaderamente,
tú eres el Hijo de Dios».
San
Juan 6, 16-21
16
Al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar 17
y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra
orilla.
Ya era
de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos.
19
Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús
acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo.
«Soy
yo, no teman».
La
liberación de la hija de una sirofenicia o cananea
San
Marcos 7, 24-30
25
En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu
impuro, oyó hablar de él
y fue a postrarse a sus pies.
26
Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que
expulsara de su hija al demonio.
«Deja
que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los
hijos para tirárselo a los cachorros».
«Es
verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las
migajas que dejan caer los hijos».
«A
causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio
ha salido de tu hija».
San
Mateo 15, 21-28
«¡Señor,
Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente
atormentada por un demonio».
«Señor,
atiéndela, porque nos persigue con sus gritos».
«Yo he
sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel».
«¡Señor,
socórreme!».
«No
está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los
cachorros».
«¡Y
sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la
mesa de sus dueños!».
«Mujer,
¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!».
Y en ese
momento su hija quedó curada.
La
profesión de fe de Pedro y el primer anuncio de la Pasión
San
Marcos 8, 27-33
27
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de
Filipo, y en el camino les preguntó:
«¿Quién
dice la gente que soy yo?».
«Algunos
dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de
los profetas».
Pedro
respondió:
«Tú
eres el Mesías».
31
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y
ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas;
que
debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; 32
y les hablaba de esto con toda claridad.
Pedro,
llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
«¡Retírate,
ve detrás de mí, Satanás!
Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
San
Mateo 16, 13-23
«¿Qué
dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?».
«Unos
dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o
alguno de los profetas».
«Tú
eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
17
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto
no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está
en el cielo.
18
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
19
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en
la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la
tierra, quedará desatado en el cielo».
21
Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que
debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de
los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a
muerte y resucitar al tercer día.
«Dios
no lo permita, Señor, eso no sucederá».
«¡Retírate,
ve detrás de mí, Satanás!
Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los
de Dios, sino los de los hombres».
Liberación
de un niño poseído
San
Marcos 9, 14-29
14
Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los
encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos
escribas.
«¿Sobre
qué estaban discutiendo?».
«Maestro,
te he traído a mi hijo, que está poseído
de un espíritu mudo.
18
Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por
la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido.
Le pedí
a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron».
19
«Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuándo estaré
con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo».
20
Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu
sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba,
echando espuma por la boca.
«¿Cuánto
tiempo hace que está así?».
Si
puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos».
«Creo,
ayúdame porque tengo poca fe».
«Espíritu
mudo y sordo,
yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más».
26
El demonio
gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo
como muerto, tanto que muchos decían:
«Está
muerto».
«¿Por
qué nosotros no pudimos expulsarlo?».
«Esta
clase de demonios
se expulsa sólo con la oración [y el ayuno]».
[Vulgata:
29
et dixit illis hoc genus in nullo potest exire nisi in
oratione et ieiunio
[y
con la oración
y el ayuno]
San
Mateo 17, 14-20
«Señor,
ten piedad de mi hijo, que es
epiléptico y está muy
mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua.
«¡Generación
incrédula y perversa!
¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que
soportarlos? Tráiganmelo aquí».
«¿Por
qué nosotros no pudimos expulsarlo?».
Les
aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían
a esta montaña: “Trasládate de aquí a allá”, y la montaña se
trasladaría; y nada sería imposible para ustedes».
San
Lucas 9, 37-43
37
Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, una multitud vino a
su encuentro. 38
De pronto, un hombre gritó:
«Maestro,
por favor, mira a mi hijo, el único que tengo.
39
Cada tanto un espíritu
se apodera de él y se pone a gritar; lo sacude con violencia y le
hace echar espuma por la boca. A duras penas se aparta de él,
dejándolo extenuado.
«Generación
incrédula y perversa,
¿hasta cuándo estaré con ustedes y tendré que soportarlos? Trae
aquí a tu hijo».
Pero
Jesús increpó al espíritu
impuro,
curó al niño y lo entregó a su padre.
Quien
no está contra mí, está conmigo
San
Marcos 9, 38-40
«Maestro,
hemos visto a uno que expulsaba demonios
en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los
nuestros».
«No se
lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego
hablar mal de mí.
San
Lucas 9, 49-50
«Maestro,
hemos visto a uno que expulsaba demonios
en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los
nuestros».
«No se
lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con
ustedes».
La
gravedad del escándalo
San
Marcos 9, 42-48
42
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que creen
en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra
de moler y lo arrojaran al mar.
43
Si tu mano
es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar
en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena,
al fuego inextinguible. 44
.
45
Y si tu pie es
para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar
lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
46
.
47
Y si tu ojo
es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar
con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos
ojos a la Gehena,
48
donde el gusano no muere y
el fuego no se apaga.
San
Mateo 18, 6-10
6
Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí,
sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de
moler y lo hundieran en el fondo del mar.
7
¡Ay
del mundo a causa de los escándalos!
Es inevitable que existan, pero ¡ay
de aquel que los causa!
8 Si tu mano o tu pie son para ti ocasión de pecado, córtalos y arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar en la Vida manco o lisiado, que ser arrojado con tus dos manos o tus dos pies en el fuego eterno.
9
Y si tu ojo es
para ti ocasión de pecado, arráncalo y tíralo lejos, porque más
te vale entrar con un solo ojo en la Vida, que ser arrojado con tus
dos ojos en la Gehena
del fuego.
10
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les
aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en
presencia de mi Padre celestial.
Falsos
mesías y falsos profetas
San
Marcos 13, 21-23
“El
Mesías está aquí o está allí”,
no
lo crean. 22
Porque aparecerán falsos
mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios capaces de
engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos.
San
Mateo 24, 4-14; 23-26
“Yo
soy el Mesías”,
y
engañarán a mucha gente.
6
Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras; no se
alarmen: todo esto debe suceder, pero todavía no será el fin.
En
muchas partes habrá hambre y terremotos.
9 Ustedes serán entregados a la tribulación y a la muerte, y serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre.
12
Al aumentar la maldad
se enfriará el amor de
muchos, 13
pero el que persevere hasta el fin, se salvará.
14
Esta Buena Noticia del Reino será proclamada en el mundo entero como
testimonio delante de todos los pueblos, y entonces llegará el fin.
24
Porque aparecerán falsos
mesías y falsos
profetas que harán
milagros y prodigios asombrosos, capaces de engañar, si fuera
posible, a los mismos elegidos.
26
Si les dicen: “El Mesías
está en el desierto”, no
vayan; o bien: “Está
escondido en tal lugar”,
no lo crean.
San
Lucas 21, 8-19
«Tengan
cuidado, no se dejen engañar,
porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: “Soy
yo”, y también: “El
tiempo está cerca”. No
los sigan.
9
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es
necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin».
«Se
levantará nación contra nación y reino contra reino.
11
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán
también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
12
Pero antes de todo eso, los detendrán,
los perseguirán,
los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados;
los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, 13
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
14
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, 15
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno
de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
16
Serán entregados hasta por
sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos;
y a muchos de ustedes los matarán.
Antes
del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba
final
que sacudirá la fe de numerosos creyentes (Lc 18,8; Mt 24,12).
La
persecución
que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (Lc 21,12; Jn
15,19-20) desvelará el "misterio
de iniquidad"
bajo la forma de una impostura
religiosa
que proporcionará a los hombres una solución
aparente
a sus problemas mediante el precio de la apostasía
de la verdad.
La
impostura
religiosa
suprema es la del Anticristo,
es decir, la de un pseudo-mesianismo
en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de
Dios y de su Mesías venido en la carne (2Te 2,4-12; 1Th 5,2-3;
1Te 2; Jn 7 1; Jn 2,18; 1Jn 2,22).
El
anuncio de las negaciones de Pedro
San
Lucas 22, 31-34
31
Simón, Simón, mira que Satanás
ha pedido poder para
zarandearlos como el trigo, 32
pero yo he rogado por ti,
para que no te falte la fe.
Y tú,
después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos».
«Yo te
aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado
tres veces que me conoces».
San
Marcos 14, 27-31
«Todos
ustedes se van a escandalizar, porque dice la Escritura:
Heriré
al pastor y se dispersarán las ovejas.
«Aunque
todos se escandalicen, yo no me escandalizaré».
«Te
aseguro que hoy, esta misma noche, antes que cante el gallo por
segunda vez, me habrás negado tres veces».
«Aunque
tenga que morir contigo, jamás te negaré».
Y todos
decían lo mismo.
San
Mateo 26,31-35
«Esta
misma noche, ustedes se van a escandalizar a causa de mí. Porque
dice la Escritura:
Heriré
al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.
«Aunque
todos se escandalicen por tu causa, yo no me escandalizaré jamás».
«Te
aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo, me habrás
negado tres veces».
«Aunque
tenga que morir contigo, jamás te negaré».
Y todos
los discípulos dijeron lo mismo.
San
Juan 13, 36-38
«Señor,
¿adónde vas?».
Jesús
le respondió:
«A
donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me
seguirás».
«¿Darás
tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me
hayas negado tres veces».
La
oración de Jesús en el monte de los olivos o Getsemaní
San
Marcos 14, 32-42
«Quédense
aquí, mientras yo voy a orar».
«Mi
alma siente una tristeza
de muerte. Quédense
aquí velando».
35
Y adelantándose un poco, se postró en tierra y rogaba que, de ser
posible, no tuviera que pasar por esa hora.
«Abba
–Padre– todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no
se haga mi voluntad, sino la tuya».
Y Jesús
dijo a Pedro:
«Simón,
¿duermes? ¿No has podido quedarte despierto ni siquiera una hora?
38
Permanezcan despiertos y
oren para no caer en la tentación,
porque el espíritu está dispuesto, pero la carne
es débil».
40
Al regresar, los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se
cerraban de sueño, y no sabían qué responderle.
«Ahora
pueden dormir y descansar. Esto se acabó. Ha llegado la hora en que
el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
San
Mateo 26, 36-39
«Quédense
aquí, mientras yo voy allí a orar».
«Mi
alma siente una tristeza
de muerte. Quédense
aquí, velando conmigo».
«Padre
mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya».
«¿Es
posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera
una hora?
41
Estén prevenidos y oren
para no caer en la tentación,
porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil».
«Padre
mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga
tu voluntad».
«Ahora
pueden dormir y descansar: ha llegado la hora en que el Hijo del
hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
San
Lucas 22, 39-46
39
En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los
Olivos, seguido de sus discípulos.
«Oren,
para no caer en la tentación».
41
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro
de piedra, y puesto de rodillas, oraba:
44
En medio de la angustia,
él oraba más intensamente,
y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo.
45
Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos
y los encontró adormecidos por la tristeza.
«¿Por
qué están durmiendo? Levántense y oren
para no caer en la tentación».
La
traición de Judas
San
Lucas 22, 1-6
2
Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban la manera de eliminar a
Jesús, porque tenían miedo del pueblo.
4
Este fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia
sobre el modo de entregárselo.
Jesús
se aparece a la Magdalena
San
Mateo 16, 9-11
9
Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la
semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien
había echado siete
demonios.
San
Mateo 16, 14-20
14
En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les
reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído
a quienes lo habían visto resucitado.
«Vayan
por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.
El que
no crea, se condenará.
17
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán
a los demonios en mi Nombre
y hablarán nuevas lenguas;
18
podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno
mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los
enfermos y los curarán».
19
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y
está sentado a la derecha de Dios.
20
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y
confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
Sermón
de la Montaña
San
Mateo 5, 1-12
Las Bienaventuranzas y las maldiciones
Las Bienaventuranzas y las maldiciones
1
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus
discípulos se acercaron a él. 2
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
3 «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
4 Felices los afligidos, porque serán consolados.
5 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
7
Felices los misericordiosos,
porque obtendrán misericordia.
8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
11
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se
los calumnie en toda forma a causa de mí.
12
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran
recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los
profetas que los precedieron.
San
Lucas 6, 20-22
«¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
22 ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban su nombre, considerándolo infame, a causa del Hijo del hombre!
23 ¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Las
maldiciones
San
Lucas 6, 24-26
¡ Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
26 ¡ Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!
Acusaciones
y maldiciones contra los fariseos y maestros de la Ley
San
Mateo 23, 13-36
13
«¡Ay de
ustedes, escribas y fariseos
hipócritas, que cierran
a los hombres el Reino de los Cielos!
Ni entran ustedes, ni dejan
entrar a los que quisieran.
14
15
¡Ay de
ustedes, escribas y fariseos hipócritas,
que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito,
y cuando lo han conseguido lo hacen dos
veces más digno de la Gehena que
ustedes!
“Si se
jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el
oro del santuario, entonces sí que vale”!
“Si se
jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la
ofrenda que está sobre el altar”.
19
¡Ciegos!
¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa
ofrenda? 20
Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que
está sobre él.
21 Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
22 Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
21 Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
22 Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
23 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!
Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
24 ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!
25 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!
26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
27
¡Ay de
ustedes, escribas y fariseos hipócritas,
que parecen sepulcros
blanqueados: hermosos por
fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre!
28 Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.
28 Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.
29 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, 30 diciendo:
“Si
hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos
unido a ellos para derramar la sangre de los profetas”!
31
De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son
hijos de los que mataron a los profetas.
32 ¡Colmen entonces la medida de sus padres!
32 ¡Colmen entonces la medida de sus padres!
33 ¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podrán escapar a la condenación de la Gehena?
34
Por eso, yo voy a enviarles profetas, sabios y escribas; ustedes
matarán
y crucificarán a
unos, azotarán a
otros en las sinagogas, y los perseguirán
de ciudad en ciudad.
35
Así caerá sobre ustedes
toda la sangre inocente derramada en la tierra,
desde la sangre del justo
Abel, hasta la sangre de
Zacarías,
hijo de Baraquías, al que ustedes asesinaron entre el santuario y el
altar.
36
Les aseguro que todo esto sobrevendrá a la presente generación
San
Lucas 11, 37-54
37
Cuando terminó de hablar, un
fariseo lo invitó a
cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa.
38 El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
38 El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
«¡Así
son ustedes, los fariseos!
Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.
Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.
40
¡Insensatos!
El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?
41 Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.
41 Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.
42 Pero ¡ Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios!
Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
43 ¡ Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas!
44
¡ Ay
de ustedes, porque son como
esos sepulcros que
no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!».
45 Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo:
«Maestro,
cuando hablas así, nos insultas también a nosotros».
«¡ Ay
de ustedes también, porque
imponen a los demás cargas
insoportables, pero ustedes
no las tocan ni siquiera con un dedo!
47
¡ Ay
de ustedes, que construyen
los sepulcros de los profetas,
a quienes sus mismos padres han matado!
48 Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.
48 Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.
Yo les
enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de
ellos.
50
Así se pedirá cuenta a
esta generación de la sangre de todos los profetas,
que ha sido derramada desde la creación del mundo: 51
desde la sangre de Abel
hasta la sangre de
Zacarías,
que fue asesinado entre el altar y el santuario.
Sí, les
aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto.
52 ¡ Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden».
53 Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas 54 y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.
La
sal de la tierra y la luz del mundo
San
Mateo 5, 13-16
Pero si
la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar?
Ya no
sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
No se
puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
15
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino
que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que
están en la casa.
16
Así debe brillar ante los
ojos de los hombres la luz
que hay en ustedes, a fin de que ellos vean
sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
San
Marcos 9, 49-50
Que haya
sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros».
San
Lucas 14, 34-35
¡El que
tenga oídos para oír, que oiga!».
Jesús
y la Ley
San
Mateo 5, 17-20
17
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he
venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18
Les aseguro que no desaparecerá ni una “i” ni una coma de la
Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se
realice.
19
El
que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los
otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los
Cielos.
En
cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el
Reino de los Cielos.
20 Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
San
Lucas 16, 17
16
La Ley y los Profetas llegan hasta Juan. Desde entonces se proclama
el Reino de Dios,
y todos tienen que esforzarse
para entrar en él.
17
Es más fácil que dejen de existir el cielo y la tierra, antes que
desaparezca una coma de la
Ley.
El
homicidio
El
Purgatorio
No
matarás, y el que mata, será condenado por el tribunal.
Y todo
aquel que lo insulta, será castigado por el Sanedrín.
Y el que
lo maldice, será condenado a la Gehena
de fuego.
23
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de
que tu hermano tiene alguna queja contra ti, 24
deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y
sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
25
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras
vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez,
y el juez al guardia, y te pongan preso.
El
adulterio
No
cometerás adulterio.
28
Pero yo les digo:
El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
29
Si tu ojo derecho
es para ti una ocasión de
pecado, arráncalo y
arrójalo lejos de ti:
es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
30
Y si tu mano derecha es
para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti:
es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
El
divorcio
No
jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor.
34
Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo,
porque es el trono de Dios;
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey.
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey.
36
No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco
o negro uno solo de tus cabellos.
Todo
lo que se dice de más, viene del Maligno.
San
Mateo 6, 9-15
El
Padrenuestro
Padre
nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,10 que venga tu Reino,
que se haga tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,10 que venga tu Reino,
que se haga tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
13
No nos dejes caer en la
tentación,
sino líbranos del mal. [Nueva Vulgata: sed libera nos a Malo]
14 Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
sino líbranos del mal. [Nueva Vulgata: sed libera nos a Malo]
14 Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
San
Lucas 11, 1-4
«Señor,
enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos».
Padre,
santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino;
que venga tu Reino;
y no nos dejes caer en la tentación».
El
verdadero tesoro
San
Mateo 6, 19-21
19
No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla
y la herrumbre
los consumen, y los
ladrones perforan
las paredes y los roban.
20
Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni
herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.
San
Lucas 12, 33-34
Háganse
bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el
cielo, donde no se acerca el ladrón
ni destruye la polilla.
La
luz interior
San
Mateo 6, 22
Si el
ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado.
Si la
luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!
San
Lucas 11, 34-36
33
Cuando uno enciende una lámpara, no la esconde
ni la cubre, sino que la pone sobre el candelero, para que los que
entran vean la claridad.
Cuando
tu ojo está
sano,
todo tu cuerpo
está iluminado;
pero si tu ojo
está enfermo,
también tu cuerpo
estará en tinieblas.
36
Si todo tu cuerpo está iluminado, sin nada de sombra,
tendrá tanta luz como cuando la lámpara te ilumina con sus rayos».
Dios
y las riquezas
San
Mateo 6, 24
24
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará
al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al
segundo.
No
se puede servir a Dios y al Dinero (mammona).
[Nueva Vulgata: Non potestis Deo servire et mammonae]
[Nueva Vulgata: Non potestis Deo servire et mammonae]
San
Lucas 16, 13
13
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a
uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y
menospreciará al segundo.
No
se puede servir a Dios y al Dinero (mammona)».
[Nueva Vulgata: Non potestis Deo servire et mammonae]
[Nueva Vulgata: Non potestis Deo servire et mammonae]
«Ustedes
aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios
conoce sus corazones.
Porque
lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable
para Dios.
Catena
Aurea, 3624
Glosa.
Por
mammona
se entiende también al diablo,
que preside a las riquezas; no porque pueda darlas, a menos que Dios
se lo permita, sino porque engaña a los hombres por medio de
ellas.
San Agustín, de sermone Domini, 2, 14:
San Agustín, de sermone Domini, 2, 14:
El
que sirve, pues, a la mammona (esto es, a las riquezas) también
sirve
a aquel que, puesto a la cabeza de todas ellas por razón de su
perversidad,
es llamado por Dios príncipe
de este mundo.
O
de otro modo, manifiesta quiénes son estos dos señores cuando dice:
"No podéis servir a Dios y a las riquezas", o lo que es lo mismo, a Dios y al diablo, porque el hombre aborrecerá a éste y amará al otro (esto es, a Dios), o sufrirá al uno y despreciará al otro. Sufre un duro dominio todo el que sirve a las riquezas.
"No podéis servir a Dios y a las riquezas", o lo que es lo mismo, a Dios y al diablo, porque el hombre aborrecerá a éste y amará al otro (esto es, a Dios), o sufrirá al uno y despreciará al otro. Sufre un duro dominio todo el que sirve a las riquezas.
Cegado
por su codicia, vive sometido al diablo,
y no lo quiere. Como aquel que está unido a la sierva de otro por la
concupiscencia, sufriendo una dura esclavitud, aun cuando no ame a
aquél cuya sierva ama.
Obsérvese
que ha dicho: "Y
despreciará al otro",
y no:
"Le aborrecerá", porque apenas hay conciencia que pueda aborrecer a Dios.
"Le aborrecerá", porque apenas hay conciencia que pueda aborrecer a Dios.
Mas
se le puede despreciar, esto es, no temerle a causa de la confianza
que inspira su bondad.
La
benevolencia para juzgar
San
Mateo 7, 1-5
2
Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la
medida con que midan se usará para ustedes.
3
¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no
adviertes la viga que está en el tuyo?
4
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Deja que te saque la paja de
tu ojo”, si hay una viga en el tuyo?
5
Hipócrita,
saca
primero la viga de tu ojo,
y entonces verás
claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
El
respeto por las cosas sagradas
6
No
den las cosas sagradas a los perros,
ni arrojen sus perlas a los cerdos,
no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para
destrozarlos.
El
camino y la puerta de la Vida
[...]
13
Entren por la puerta estrecha, porque es
ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición,
y son muchos los que van por allí.
14
Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y
son pocos los que lo encuentran.
Los
falsos profetas
15 Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
¿Acaso
se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
No sólo el dice “Señor, Señor”: decir y hacer, predicar y dar
21
No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en
el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre
que está en el cielo.
“Señor,
Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre?
¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?”.
¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?”.
“Jamás
los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal”.
Las
dos casas construidas en la arena y la roca
24
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone
en práctica, puede compararse a un hombre
sensato que edificó su casa sobre roca.
25
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los
vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba
construida sobre roca.
26
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede
compararse a un hombre
insensato, que edificó su casa sobre arena.
27
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los
vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue
grande».
Los
auténticos discípulos de Jesús
Mateo
7, 21-23
21
No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en
el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre
que está en el cielo.
“Señor,
Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los
demonios
e hicimos muchos milagros en tu Nombre?”.
“Jamás
los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal”.
Lucas
13, 26
«Señor,
¿es verdad que son pocos
los que se salvan?».
Él
respondió:
24
«Traten de entrar por la puerta
estrecha, porque les
aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.
25
En cuanto el dueño de casa se levante y cierre
la puerta, ustedes,
desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: “Señor,
ábrenos”.
Y él
les responderá: “No sé
de dónde son ustedes”.
“Hemos
comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”.
“No sé
de dónde son ustedes; ¡apártense
de mí todos los que hacen el mal!”.
28
Allí habrá llantos y
rechinar de dientes,
cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el
Reino de Dios, y ustedes sean arrojados
afuera.
29
Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a
ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
30
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros
que son los primeros y serán los últimos».
El
criado del centurión
San
Mateo 8, 5-13
«Yo
mismo iré a curarlo».
«Señor,
no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y
mi sirviente se sanará.
9
Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a
uno de los soldados que están a mis órdenes: “Ve”, él va, y a
otro: “Ven”, él viene; y cuando digo a mi sirviente: “Tienes
que hacer esto”, él lo hace».
«Les
aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.
11 Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos;
12 en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes».
11 Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos;
12 en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes».
«Ve, y
que suceda como has creído».
Y el
sirviente se curó en ese mismo momento.
Exigencias
de la vocación apostólica
San
Mateo 8, 21-22
«Señor,
permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre».
«Sígueme,
y deja que los muertos entierren a sus muertos».
San
Lucas 9, 59-60
59
Y dijo a otro: «Sígueme». Él respondió: «Permíteme que vaya
primero a enterrar a mi padre». 60
Pero Jesús le respondió: «Deja que los
muertos entierren a sus muertos;
tú ve a anunciar el Reino de Dios».
San
Agustín,
sermones 100,2:
Como
diciendo: "Tu padre ha muerto, pero hay otros muertos que
entierran a sus muertos, como son los infieles".San
Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 27,4:
En
lo que manifiesta que este muerto no le pertenecía, porque el
difunto, según yo creo, era del número de los infieles.
Si admiras a este joven porque preguntó al Salvador acerca de un asunto tan necesario y no se marchó espontáneamente, admira mucho más que, habiéndose prohibido marchar, se quedó, sin que esto pueda llamarse ingratitud, puesto que no lo hizo por desidia, sino por dar la preferencia a un asunto de más interés.
San Hilario,homiliae in Matthaeum, 7:
Si admiras a este joven porque preguntó al Salvador acerca de un asunto tan necesario y no se marchó espontáneamente, admira mucho más que, habiéndose prohibido marchar, se quedó, sin que esto pueda llamarse ingratitud, puesto que no lo hizo por desidia, sino por dar la preferencia a un asunto de más interés.
San Hilario,homiliae in Matthaeum, 7:
Lo
que nos enseña el principio de la oración dominical, que en primer
lugar debemos rogar: "Padre nuestro que estás en los cielos"
(Mt
6,9), se realiza en el discípulo, personificación del pueblo
creyente. Se le advierte que tiene un solo Padre, que está en los
cielos.
Después,
entre
el hijo fiel y el padre infiel,
no queda ningún derecho para llamarse padre. Advirtió también que
no se mezclen en las memorias de los santos los muertos infieles, que
igualmente
están muertos los que viven apartados de Dios,
que por consiguiente, los muertos sean sepultados por los muertos,
porque es necesario que por la fe de Dios los vivos se adhieran a los
vivos.San
Jerónimo:
Si
un muerto sepulta a otro muerto, no debemos cuidarnos de los muertos,
sino de los que viven, no sea que mientras andamos solícitos por los
muertos, vengamos a ser muertos también.San
Gregorio Magno,
Moralia, 4,27:
Los
muertos sepultan también al muerto cuando los
pecadores favorecen a los pecadores,
pues los que alaban al que peca, le esconden ya muerto bajo la losa
de sus palabras.
Curación
de un mudo
San
Mateo 9, 32-34
La
multitud, admirada, comentaba:
«Jamás
se vio nada igual en Israel».
«Él
expulsa a los demonios por
obra del Príncipe de los
demonios».
La
valentía y la confianza de los Apóstoles
San
Mateo 10, 24-33
Si al
dueño de casa lo llamaron Belzebul,
¡cuánto más a los de su casa!
No hay
nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser
conocido.
27
Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo
que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.
Teman
más bien a aquel que puede arrojar
el alma y el cuerpo a la Gehena.
29
¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas?
Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.
Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.
32
Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré
ante mi Padre que está en el cielo.
San
Lucas 12, 4-7
4
A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y
después no pueden hacer nada más.
5 Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquel que, después de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena.
Sí, les repito, teman a ese.
5 Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquel que, después de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena.
Sí, les repito, teman a ese.
6
¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas?
Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.
Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.
8
Les aseguro que a aquel que me reconozca abiertamente delante de los
hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios.
10
Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará;
pero al que blasfeme
contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
11
Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las
autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a
decir, 12
porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban
decir».
«Maestro,
dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia».
«Amigo,
¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?».
«Cuídense
de toda avaricia,
porque aun en medio de la abundancia, la
vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas»
El
verdadero tesoro
San
Lucas 12, 33-34
Háganse
bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el
cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla.
La
parábola del rico insensato
San
Lucas 12, 16-21
“¿Qué
voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha”.
“Voy a
hacer esto:
demoleré
mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo
mi trigo y mis bienes, 19
y diré a mi alma:
“Alma
mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come,
bebe y date buena vida”.
“Insensato,
esta misma noche vas a morir.
¿Y para
quién será lo que has amontonado?”.
Lamentación
por las ciudades de Galilea
San
Mateo 11, 20-24
20
Entonces Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había
realizado más milagros, porque no se habían convertido.
21
«¡Ay de
ti, Corozaín!
¡Ay de
ti, Betsaida!
Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en
Tiro y en Sidón,
hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y
cubriéndose con ceniza.
22
Yo les aseguro que, en el día
del Juicio, Tiro
y Sidón
serán tratadas menos
rigurosamente que ustedes.
23
Y tú, Cafarnaún,
¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás
precipitada hasta el infierno.
Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma,
esa ciudad aún existiría.
24
Yo les aseguro que, en el día
del Juicio, la tierra de
Sodoma
será tratada
menos rigurosamente que
tú».
San
Lucas 10, 13-16
Porque
si en Tiro
y en Sidón
se hubieran hecho los
milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían
convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
15
Y tú, Cafarnaún,
¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás
precipitada hasta el infierno.
16 El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió».
Lo
oculto será revelado
San
Lucas 12, 1-3
1
Mientras tanto se reunieron miles de personas, hasta el punto de
atropellarse unos a otros.
Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos:
«Cuídense
de la levadura de los
fariseos, que es la
hipocresía.
3
Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será
escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las
habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las
casas.
La
raíz de las buenas y malas cosas
San
Mateo 12, 33-37
Supongan
que el árbol es malo: el fruto también será malo.
Porque el árbol se conoce por su fruto.
34
Raza de víboras,
¿cómo pueden ustedes decir cosas buenas, siendo
malos? Porque la boca habla
de la abundancia del corazón.
35
El hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro de bondad; y el
hombre malo saca cosas malas de su tesoro de maldad.
36
Pero les aseguro que en el
día del Juicio, los
hombres rendirán cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado.
37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado».
37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado».
El
signo de Jonás
San
Mateo 12, 38-42
«Maestro,
queremos que nos hagas ver un signo».
«Esta
generación malvada y adúltera reclama
un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.
40
Porque así como Jonás
estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará
el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.
41
El día del Juicio,
los hombres de Nínive se
levantarán contra esta generación y la
condenarán, porque ellos
se convirtieron por la predicación de Jonás,
y aquí hay alguien que es más que Jonás.
42
El día del Juicio,
la Reina del Sur
se levantará contra esta generación y la condenará,
porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la
sabiduría de Salomón,
y aquí hay alguien que es más que Salomón.
San
Lucas 11, 29-32
«Esta
es una generación malvada.
Pide un
signo y no le será dado otro que el de Jonás.
30
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo
del hombre lo será para esta generación.
31 El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
32 El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás
La
ofensiva de Satanás
San
Mateo 12, 43-45
43
Cuando el espíritu impuro
sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y
al no encontrarlo, 44
piensa:
“Volveré
a mi casa, de donde salí”.
Cuando
llega, la encuentra vacía, barrida y ordenada.
Y al
final, ese hombre se encuentra peor que al principio.
Así
sucederá con esta generación
malvada»
San
Lucas 11, 24-26
24
Cuando el espíritu impuro
sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y
al no encontrarlo, piensa:
“Volveré
a mi casa, de donde salí”.
26
Entonces va a buscar a otros siete
espíritus peores que él;
entran y se instalan allí.
Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio»
Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio»
La
parábola de la cizaña
San
Mateo 13, 24-30 y 36-43
«El
Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla
en su campo; 25
pero mientras todos dormían vino su enemigo,
sembró cizaña
en medio del trigo y se fue.
“Señor,
¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora
hay cizaña en
él?”.
“Esto
lo ha hecho algún enemigo”.
Los
peones replicaron:
“¿Quieres
que vayamos a arrancarla?”.
29
“No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña,
corren el peligro de arrancar también el trigo.
30 Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores:
Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero”».
30 Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores:
Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero”».
Explicación
36
Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus
discípulos se acercaron y le dijeron:
«Explícanos
la parábola de la cizaña
en el campo».
«El
que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
38 el campo es el mundo;
la buena semilla son los que pertenecen al Reino;
la cizaña son los que pertenecen al Maligno,
39 y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.
38 el campo es el mundo;
la buena semilla son los que pertenecen al Reino;
la cizaña son los que pertenecen al Maligno,
39 y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.
40
Así como se arranca la cizaña
y se la quema
en el fuego, de la misma
manera sucederá al fin del
mundo.
41
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán
de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal,
42
y los arrojarán en el horno
ardiente:
allí habrá llanto y rechinar de dientes.
allí habrá llanto y rechinar de dientes.
43
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su
Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!
La
parábola de la red
San
Mateo 13, 47-50
47
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al
mar y recoge toda clase de peces.
48
Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y,
sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran
lo que no sirve.
49
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán
a los malos de entre los
justos, 50
para arrojarlos en el horno
ardiente.
Allí
habrá llanto y rechinar de
dientes.
La
parábola del servidor despiadado
Purgatorio
23
Por eso, el Reino de los
Cielos se parece a un rey
que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
25
Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su
mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
“Señor,
dame un plazo y te pagaré todo”.
28 Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo:
“Págame
lo que me debes”.
“Dame
un plazo y te pagaré la deuda”.
31
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron
mucho y fueron a contarlo a su señor.
“¡Miserable!
Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
33 ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?”.
33 ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?”.
Parábola de los viñadores homicidas
San
Mateo 21, 33-46
Un
hombre poseía una tierra
y allí plantó una viña,
la cercó,
cavó un lagar y
construyó una torre de
vigilancia. Después la
arrendó
a unos viñadores y se fue al extranjero.
35
Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon,
a otro lo mataron y
al tercero lo apedrearon.
36
El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número
que los primeros, pero los
trataron de la misma manera.
“Respetarán
a mi hijo”.
“Este
es el heredero: vamos a
matarlo para quedarnos con su herencia”.
«Acabará
con esos miserables y
arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido
tiempo».
«¿No
han leído nunca en las Escrituras:
La piedra que los constructores rechazaron
ha llegado a ser la piedra angular:
esta es la obra del Señor,
admirable a nuestros ojos?
43 Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos».
45 Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos.
46
Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud,
que lo consideraba un profeta.
San
Marcos, 12, 1-12
«Un
hombre plantó una viña,
la cercó,
cavó un lagar y
construyó una torre de
vigilancia. Después la
arrendó a
unos viñadores y se fue al extranjero.
2
A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los
viñadores la parte de los frutos que le correspondía.
6
Todavía le quedaba alguien, su
hijo, a quien quería
mucho, y lo mandó en último término, pensando:
“Respetarán
a mi hijo”.
“Este
es el heredero: vamos a
matarlo y la herencia será nuestra”.
La
piedra que los constructores rechazaron
ha llegado a ser la piedra angular:
11 esta es la obra del Señor,
admirable a nuestros ojos?».
ha llegado a ser la piedra angular:
11 esta es la obra del Señor,
admirable a nuestros ojos?».
12 Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud.
Y
dejándolo, se fueron.
San
Lucas 20, 9-19
«Un
hombre plantó una viña,
la arrendó a
unos viñadores y se fue por largo tiempo al extranjero.
10
Llegado el momento, les envió a un servidor para que le entregaran
la parte de los frutos que le correspondía.
Pero los
viñadores lo golpearon y
lo echaron con
las manos vacías.
11
Envió a otro servidor, y también a este lo golpearon,
lo ultrajaron y
lo echaron con
las manos vacías.
“¿Qué
haré? Voy a enviar a mi
hijo muy querido: quizá
tengan consideración con él”.
“Este
es el heredero, vamos a
matarlo, y la herencia será nuestra”.
¿Qué hará con ellos el dueño de la viña?
Al oír
estas palabras, dijeron:
«¡Dios
no lo permita!».
«¿Qué
significa entonces lo que está escrito:
La
piedra que los constructores rechazaron
ha llegado a ser la piedra angular?
ha llegado a ser la piedra angular?
18
El
que caiga sobre esta piedra quedará destrozado, y aquel sobre quien
ella caiga, será aplastado».
19
Los escribas y los sumos sacerdotes querían detenerlo en ese mismo
momento, porque comprendían que esta parábola la había dicho por
ellos, pero temieron al pueblo.
Parábola
del banquete nupcial real
San
Mateo 22, 1-14
“Mi
banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis
mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas”.
7 Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
“El
banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos
de él. 9
Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que
encuentren”.
10
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que
encontraron, buenos y malos,
y la sala nupcial se llenó de convidados.
11
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un
hombre que no tenía el traje de fiesta.
El otro
permaneció en silencio.
“Atenlo
de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá
llanto y rechinar de dientes”.
Parábola
de los invitados descorteses al banquete nupcial real
San
Lucas 14,15-24
«¡Feliz
el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!».
«Un
hombre preparó un gran
banquete y convidó a mucha
gente.
“Vengan,
todo está preparado”.
El
primero le dijo:
“Acabo
de comprar un campo y tengo
que ir a verlo. Te ruego me disculpes”.
“He
comprado cinco yuntas de bueyes y
voy a probarlos. Te ruego me disculpes”.
“Acabo
de casarme y por esa razón
no puedo ir”.
“Recorre
en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los
pobres,
a los lisiados,
a los ciegos y
a los paralíticos”.
“Señor,
tus órdenes se han cumplido y aún
sobra lugar”.
“Ve
a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para
que entre, de manera que se
llene mi casa.
La
parábola del servidor fiel
San
Mateo 24, 45-51
45
¿Cuál es, entonces, el servidor
fiel y previsor, a quien el
Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el
alimento en el momento oportuno?
“Mi señor tardará”, 49
y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los
borrachos, 50
su señor llegará el día y la hora menos pensada, 51
y lo castigará.
Entonces
él correrá la misma suerte
que los hipócritas.
Allí
habrá llanto y rechinar de
dientes.
San
Lucas 12, 41-48
«Señor,
¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?».
«¿Cuál
es el administrador fiel y
previsor, a quien el Señor
pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de
trigo en el momento oportuno?
“Mi
señor tardará en llegar”, y se dedica a golpear a los servidores
y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, 46
su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará
y le hará correr la misma
suerte que los infieles.
47
El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las
cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto,
recibirá un castigo severo.
Al
que se le dio mucho, se le pedirá mucho;
y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.
La
parábola de las diez vírgenes necias y prudentes
San
Mateo 25, 1-13
1
Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez
jóvenes que fueron con sus
lámparas al encuentro del esposo.
2 Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
2 Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
3
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin
proveerse de aceite, 4
mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron
de aceite sus frascos.
“Ya
viene el esposo, salgan a su encuentro”.
“¿Podrían
darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?”.
“No va
a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado”.
10
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron
con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
“Señor,
señor, ábrenos”,
“Les
aseguro que no las conozco”.
Parábola
de los talentos
San
Mateo 25, 14-30
14
El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de
viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes.
15
A uno le dio cinco talentos,
a otro dos [talentos],
y uno solo
a un tercero, a cada uno
según su capacidad; y
después partió.
17
De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, 18
pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de
su señor.
“Señor,
le dijo, me has confiado cinco
talentos: aquí están los
otros cinco que he ganado”.
21
“Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que
respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra
a participar del gozo de tu señor”.
“Señor,
me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he
ganado”.
23
“Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en
lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de
tu señor”.
“Señor,
le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has
sembrado y recoges donde no has esparcido.
“Servidor
malo y perezoso, si sabías
que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, 27
tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi
regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
28
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, 29
porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al
que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
La
parábola de los talentos
San
Lucas 19, 11-28
11
Como la gente seguía escuchando, añadió una parábola, porque
estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios iba
a aparecer de un momento a otro.
«Un
hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la
investidura real y regresar en seguida.
“Háganlas
producir hasta que yo vuelva”.
“No
queremos que este sea nuestro rey”.
15 Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.
“Señor,
tus cien monedas de plata han
producido diez veces más”.
17
“Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en
tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades”.
“Señor,
tus cien monedas de plata han producido cinco
veces más”.
“Tú
estarás al frente de cinco ciudades”.
“Señor,
aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé
envueltas en un pañuelo.
21
Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres
percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado”.
“Yo
te juzgo por tus propias palabras, mal servidor.
Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré, 23 ¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo?
A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses”.
Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré, 23 ¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo?
A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses”.
“Quítenle
las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más”.
27
En cuanto a mis enemigos, que no
me han querido por rey, traíganlos aquí y mátenlos en mi
presencia».
El juicio final: separación de ovejas y cabritos
San
Mateo 25, 31-46
31
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los
ángeles, se sentará en su trono glorioso.
32
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a
unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, 33
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda.
“Vengan,
benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue
preparado desde el comienzo del mundo, 35
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me
dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; 36
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me
vinieron a ver”.
“Señor,
¿cuándo te vimos habriento, y te dimos de comer; sediento, y te
dimos de beber? 38
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? 39
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”.
“Les
aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis
hermanos, lo hicieron conmigo”.
41 Luego dirá a los de la izquierda:
“Aléjense
de mí, malditos; vayan al fuego
eterno que fue preparado
para el demonio y sus
ángeles, 42
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no
me dieron de beber; 43
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo
y preso, y no me visitaron”.
“Señor,
¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo
o preso, y no te hemos socorrido?”.
“Les
aseguro que cada vez que no
lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron
conmigo”.
Negaciones de Pedro
San
Mateo 26
Una
sirvienta se acercó y le dijo:
«Tú
también estabas con Jesús, el Galileo».
«No sé
lo que quieres decir».
«Este
es uno de los que acompañaban a Jesús, el Nazareno».
«Yo no
conozco a ese hombre».
«Seguro
que tú también eres uno de ellos; hasta tu acento te traiciona».
En
seguida cantó el gallo, 75 y Pedro recordó las palabras
que Jesús había dicho:
«Antes
que cante el gallo, me negarás tres veces».
Y
saliendo, lloró amargamente.
San
Marcos 14, 66-72
66
Mientras Pedro estaba abajo, en el patio, llegó una de las
sirvientas del Sumo Sacerdote 67 y, al
ver a Pedro junto al fuego, lo miró fijamente y le dijo:
«Tú también
estabas con Jesús, el Nazareno».
«No sé nada;
no entiendo de qué estás hablando».
Luego salió al
vestíbulo y cantó el gallo.
«Este es uno de
ellos».
Un poco más
tarde, los que estaban allí dijeron a Pedro:
«Seguro que
eres uno de ellos, porque tú también eres galileo».
Pedro recordó
las palabras que Jesús le había dicho:
«Antes que
cante el gallo por segunda vez, tú me habrás negado tres veces».
Y se puso a
llorar.
San
Lucas 22, 56-62
Pedro lo seguía
de lejos.
«Este también
estaba con él».
«Mujer, no lo
conozco».
«Tú también
eres uno de aquellos».
Pero Pedro
respondió:
«No, hombre, no
lo soy».
«No hay duda de
que este hombre estaba con él; además, él también es galileo».
En ese momento,
cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo.
Este recordó
las palabras que el Señor le había dicho:
«Hoy, antes que
cante el gallo, me habrás negado tres veces».
San
Juan, 18, 17.25-27
Este
discípulo, que era conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en
el patio del Pontífice, 16 mientras
Pedro permanecía afuera, en la puerta.
El otro
discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a
la portera e hizo entrar a Pedro.
«¿No
eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?».
Él le
respondió:
«No lo
soy».
18
Los servidores y los guardias se calentaban junto al fuego, que
habían encendido porque hacía frío.
Pedro
también estaba con ellos, junto al fuego.
[…]
25 Simón Pedro permanecía junto al fuego.
Los que
estaban con él le dijeron:
«¿No
eres tú también uno de sus discípulos?».
Él lo
negó y dijo:
«No lo
soy».
26
Uno de los servidores del Sumo Sacerdote, pariente de aquel al que
Pedro había cortado la oreja, insistió:
«¿Acaso
no te vi con él en la huerta?».
Beda
En
sentido espiritual están significados por la primera negación
de Pedro aquellos que antes de la pasión negaron que Jesús fuese
Dios;
en la
segunda, aquellos que negaron, después de su resurrección, su
divinidad e igualmente su humanidad.
También
significa el primer canto del gallo la resurrección de
Jesucristo como cabeza,
y por el
segundo la resurrección de todo el cuerpo (universal)
Por la
primera criada que obligó a Pedro a negar, se entiende
la avaricia;
por la
segunda la voluptuosidad,
y por el
criado o muchos criados los demonios que seducen para
negar a Cristo.
El
anuncio del nacimiento de Juan el Bautista
San
Lucas 1, 5-25
5
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado
Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada
Isabel, era descendiente de Aarón.
6
Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma
irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor.
8 Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, 9 le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso.
«No
temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa,
te dará un hijo al que llamarás Juan.
14
Él será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se
alegrarán de su nacimiento, 15
porque será grande a los ojos del Señor.
No
beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo
desde el seno de su madre, 16
y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios.
17
Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para
reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes
a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo
bien dispuesto».
«¿Cómo
puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de
edad avanzada».
«Yo soy
Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para
hablarte y anunciarte esta buena noticia.
20
Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan
estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán
a su debido tiempo».
21
Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de
que permaneciera tanto tiempo en el Santuario.
22
Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había
tenido alguna visión en el Santuario.
Él se
expresaba por señas, porque se había quedado mudo.
«Esto
es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo
que me avergonzaba ante los hombres».
Magníficat
San
Lucas 1, 46-56
«Mi
alma canta la grandeza del Señor,
48 porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
49 porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:¡su Nombre es santo!
50 Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
51 Desplegó la fuerza de su brazo,dispersó a los soberbios de corazón.
52 Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
53 Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
54 Socorrió a Israel, su servidor,acordándose de su misericordia,55 como lo había prometido a nuestros padres,en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».
Canto
de Zacarías
San
Lucas 1, 67-80
67
Entonces Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo y dijo
proféticamente:
68 «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,porque ha visitado y redimido a su Pueblo,
69 y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor,
70 como lo había anunciado mucho tiempo antes por boca de sus santos profetas,
71 para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian.
72 Así tuvo misericordia de nuestros padres y se acordó de su santa Alianza,
73 del juramento que hizo a nuestro padre Abraham
74 de concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos,
75 lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada, durante toda nuestra vida.
76 Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo,porque irás delante del Señor preparando sus caminos,
77 para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados;
78 gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios,que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente,
79 para iluminar a los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte,
y guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
80 El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel
68 «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,porque ha visitado y redimido a su Pueblo,
69 y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor,
70 como lo había anunciado mucho tiempo antes por boca de sus santos profetas,
71 para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian.
72 Así tuvo misericordia de nuestros padres y se acordó de su santa Alianza,
73 del juramento que hizo a nuestro padre Abraham
74 de concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos,
75 lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada, durante toda nuestra vida.
76 Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo,porque irás delante del Señor preparando sus caminos,
77 para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados;
78 gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios,que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente,
79 para iluminar a los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte,
y guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
80 El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel
Canto
de Simeón
San
Lucas 1, 25-28
25
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era
justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel.
El Espíritu Santo estaba en él 26 y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
27 Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, 28 Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
El Espíritu Santo estaba en él 26 y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
27 Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, 28 Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
Nunc dimittis de Simeón
San
Lucas 1, 29-32
29 «Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
30 porque mis ojos han visto la salvación
31 que preparaste delante de todos los pueblos:
32 luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel».
Profecía
de Simeón
San
Lucas 1, 33-35
«Este
niño será causa de caída
y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
35
y a ti misma una espada te atravesará el corazón.
Así se
manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».
Predicación
de Juan el Bautista
San
Lucas 3, 7-18
«Raza
de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira
de Dios que se acerca?
“Tenemos
por padre a Abraham”.
Porque
yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de
Abraham.
9
El hacha ya está puesta
a la raíz de los árboles;
árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego».
árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego».
«¿Qué
debemos hacer entonces?».
«El que
tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué
comer, haga otro tanto».
«Maestro,
¿qué debemos hacer?».
«No
exijan más de lo estipulado».
«Y
nosotros, ¿qué debemos hacer?».
Juan les
respondió:
«No
extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su
sueldo».
15 Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, 16 él tomó la palabra y les dijo a todos:
«Yo los
bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni
siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los
bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
Pero
consumirá la paja en el
fuego inextinguible».
La
multitud sigue a Jesús
San
Lucas 6, 17-19
Estaban
allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había
llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de
Tiro y Sidón, 18
para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades.
Los
que estaban atormentados
por espíritus impuros quedaban curados;
19 y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
19 y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
San
Mateo 4, 23-25
23
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en sus sinagogas,
proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las
enfermedades y dolencias de la gente.
24
Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los
enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos:
endemoniados,
epilépticos y paralíticos, y él los curaba.
25
Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la
Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania
San
Marcos 3, 7-12
8
Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran
multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de
la región de Tiro y Sidón.
9
Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para
que la muchedumbre no lo apretujara.
10
Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se
arrojaban sobre él para tocarlo.
«¡Tú
eres el Hijo de Dios!».
Curación
de un hombre en sábado
San
Lucas 6, 6-11
6
Otro sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar.
Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
7
Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver
si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué
acusarlo.
«Levántate
y quédate de pie delante de todos».
«Yo les
pregunto:
¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?».
¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?».
«Extiende
tu mano».
Él la
extendió y su mano quedó curada.
Los
signos mesiánicos
San
Lucas 7, 18-23
18
Juan fue informado de todo esto por sus discípulos y, llamando a dos
de ellos, 19
los envió a decir al Señor:
«¿Eres
tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?».
«Juan
el Bautista nos envía a preguntarte:
“¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”».
“¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”».
21
En esa ocasión, Jesús curó a mucha gente de sus enfermedades, de
sus dolencias y de los malos
espíritus, y devolvió la
vista a muchos ciegos.
«Vayan
a contar a Juan lo que han visto y oído:
los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
Las
mujeres que acompañan a Jesus
San
Lucas 8, 1-3
1
Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y
anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios.
Lo
acompañaban los Doce 2
y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos
espíritus y enfermedades:
María,
llamada Magdalena, de la que habían salido siete
demonios;
Susana y
muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Misión
de los 72 discípulos
San
Lucas 10, 1-12
1
Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los
envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y
sitios adonde él debía ir.
«La
cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
“¡Que
descienda la paz sobre esta casa!”.
6
Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre
él; de lo contrario, volverá a ustedes.
7
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya,
porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa.
8
En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les
sirvan; 9
curen a sus enfermos y digan a la gente:
“El
Reino de Dios está cerca de ustedes”.
11
“¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros
pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de
Dios está cerca”.
Regreso
de los 72 discípulos
San
Lucas 10, 17-20
«Señor,
hasta los demonios se nos
someten en tu Nombre».
«Yo
veía a Satanás caer del
cielo como un rayo.
19
Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para
vencer todas las fuerzas del
enemigo; y nada podrá
dañarlos.
20
No se alegren, sin embargo, de que los
espíritus se les sometan;
alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo».
La
parábola del buen samaritano
San
Lucas 10, 25-37
[Entre paréntesis, una
interpretación homilética]
29
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo
esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?».
«Un
hombre [Adán] bajaba de Jerusalén [Jerusalén
celeste] a Jericó [el mundo] y cayó en manos de unos
bandidos [los demonios], que lo despojaron de todo, lo
hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.
31
Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote [los
sacerdotes de la Antigua Alianza]:
lo vio y siguió de largo.
34
Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y
vino [los sacramentos];
d
espués lo puso sobre su propia montura [la Pasión de Jesús], lo condujo a un albergue [la Iglesia] y se encargó de cuidarlo [clérigos y laicos].
espués lo puso sobre su propia montura [la Pasión de Jesús], lo condujo a un albergue [la Iglesia] y se encargó de cuidarlo [clérigos y laicos].
35
Al día siguiente, sacó dos denarios [lo
suficiente para vivir en la tierra]
y se los dio al dueño del albergue, diciéndole:
“Cuídalo,
y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver [la retribución
final de la gloria]”.
Y Jesús
le dijo:
«Ve, y
procede tú de la misma manera».
Contra
el Espiritu Santo
San
Lucas 12, 8-10
8
Les aseguro que a aquel que me reconozca abiertamente delante de los
hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios.
10 Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
El
verdadero tesoro
San
Lucas 12, 33-34
Háganse
bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el
cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla.
San
Mateo 6, 20-21
19
No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los
consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban.
20
Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni
herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.
La
Luz interior
San
Mateo 6, 22-23
Si
el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado.
Si
la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!
Comentario
sobre San Mateo 6, 22-23, de Santo Tomás de Aquino
El
ojo es la intención, el cuerpo son las acciones.
“Con
el ojo se significa la intención.
El que quiere hacer una cosa, primero la pretende: así, si tu intención es lúcida -sencilla, transparente-, es decir, encaminada a Dios, todo tu cuerpo, o sea, todas tus acciones serán lúcidas, dirigidas sinceramente al bien.”
El que quiere hacer una cosa, primero la pretende: así, si tu intención es lúcida -sencilla, transparente-, es decir, encaminada a Dios, todo tu cuerpo, o sea, todas tus acciones serán lúcidas, dirigidas sinceramente al bien.”
San
Lucas 11, 34-36
33
Cuando uno enciende una lámpara, no la esconde ni la cubre, sino que
la pone sobre el candelero, para que los que entran vean la claridad.
Cuando
tu ojo está sano, todo tu cuerpo está iluminado; pero si tu ojo
está enfermo, también tu cuerpo estará en tinieblas.
36
Si todo tu cuerpo está iluminado, sin nada de sombra, tendrá tanta
luz como cuando la lámpara te ilumina con sus rayos».
Dios
y las riquezas (servir a dos amos)
San
Mateo 6, 24
24
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará
al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al
segundo.
No
se puede servir a Dios y al Dinero
San
Lucas 16, 13
13
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a
uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y
menospreciará al segundo.
No
se puede servir a Dios y al Dinero».
San
Agustín, De quaest. Evang. 2,36.
No
habla así casualmente o sin reflexión, porque a nadie a quien se le
pregunte si ama al demonio contestará que lo ama, sino
más bien que le aborrece, mientras que casi todos dicen que aman a
Dios.
Así,
pues, o aborrecerá al uno (esto es, al diablo) y amará al otro
(esto es, a Dios), o se unirá con uno (esto es, con el diablo,
buscando sus recompensas temporales) y despreciará al otro, esto es,
a Dios, como acostumbran a hacerlo aquellos que, lisonjeándose con
que su bondad los deje impunes, no hacen consideración de sus
amenazas por satisfacer sus pasiones.
El
camino de la vida (la puerta estrecha)
San
Mateo 7, 13-14
13
Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso
el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por
allí.
14
Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y
son pocos los que lo encuentran.
San
Lucas 13, 23-30
«Señor,
¿es verdad que son pocos los que se salvan?».
Él
respondió:
24
«Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que
muchos querrán entrar y no lo conseguirán.
25
En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes,
desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo:
“Señor,
ábrenos”.
Y
él les responderá:
“No
sé de dónde son ustedes”.
“Hemos
comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”.
28 Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.
29
Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a
ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
30
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros
que son los primeros y serán los últimos».
Beda
Hay,
pues, doble castigo en el infierno: de frío y de
calor. Por ello sigue: "Allí será el llorar y el crujir de
dientes". El llanto proviene del ardor y el rechinar de dientes
del frío. Además el rechinar de dientes manifiesta la indignación,
porque el que se arrepiente tarde se irrita contra sí mismo.
...El
padre de familia es Jesucristo, el cual, aunque por su Divinidad se
halla en todas partes, se dice que está dentro para los que llena de
alegría en el cielo con su presencia, pero que está fuera para
aquéllos que pelean en esta peregrinación y a quienes ayuda
invisiblemente.
Entrará, pues, cuando lleve a toda la Iglesia a la contemplación de su grandeza. Cerrará la puerta cuando quite a los réprobos el tiempo de hacer penitencia. Los que llaman estando fuera, esto es, los que están separados de los justos, en vano implorarán la misericordia que despreciaron. Por esto sigue: "Y El os responderá diciendo: No sé de dónde sois vosotros"
Entrará, pues, cuando lleve a toda la Iglesia a la contemplación de su grandeza. Cerrará la puerta cuando quite a los réprobos el tiempo de hacer penitencia. Los que llaman estando fuera, esto es, los que están separados de los justos, en vano implorarán la misericordia que despreciaron. Por esto sigue: "Y El os responderá diciendo: No sé de dónde sois vosotros"
Los
falsos profetas (lobos vestidos de piel de cordero)
San
Mateo 7, 15-20
15
Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con
pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
¿Acaso
se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 19.
La
uva encierra en sí cierto misterio de Jesucristo. Así como el
racimo suspende muchos granos pendientes de la cepa, así Jesucristo
suspende de sí muchos fieles unidos al árbol de la Cruz. El higo
representa la Iglesia, que contiene a muchos fieles con cierto dulce
abrazo de caridad, así como el higo contiene muchos granillos
encerrados en su piel.
Hay
en el higo estas señales de caridad en su dulzura, de unidad en la
reunión de sus granos. La uva es el símbolo de la paciencia porque
se la lleva al lagar, también lo es de alegría porque el vino
alegra el corazón del hombre (Ps
103), de pureza
porque no está mezclada con agua, y de suavidad por la complacencia
que produce. La espina y el abrojo por todas partes ofrecen puntas.
Así,
si examinamos los esclavos del diablo, por cualquier parte que los
examinemos, los encontraremos cubiertos de iniquidades. No pueden,
pues, estos espinos y estos abrojos producir frutos propios de la
Iglesia. Demuestra a continuación que es universalmente verdadero lo
que en particular había dicho bajo la semejanza del higo y de la
vid, de los espinos y de los abrojos, cuando dice: "Así todo
árbol bueno lleva buenos frutos; y todo árbol malo, lleva malos
frutos".
San
Lucas 6, 43-44
43
No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé
frutos buenos: 44 cada árbol se
reconoce por su fruto.
No
se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
El
malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón
habla la boca.
No
todo el que diga “Señor, Señor”
San
Mateo 7, 21-23
“Señor,
Señor”,
los
que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la
voluntad de mi Padre que está en el cielo.
“Señor,
Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre?
¿No
expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?”.
“Jamás
los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal”.
San
Lucas 6, 46
“Señor,
Señor”, y no hacen lo que les digo?
Las
dos casas sobre la roca y la arena
San
Mateo 7, 24-27
24
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone
en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su
casa sobre roca.
25
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los
vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba
construida sobre roca.
26
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede
compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.
27
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los
vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue
grande».
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 20.
No
dijo, pues: "Consideraré como un varón sabio a aquel que oye y
hace", sino: "Será comparado a un varón sabio".
Luego el que se compara es hombre ¿a quién se asemeja? A Cristo.
Cristo,
pues, es el varón sabio que ha edificado su casa (esto es, su
Iglesia) sobre la piedra (esto es, sobre la firmeza de la fe) El
hombre necio es el diablo que ha edificado su casa
(esto es, todos los impíos) sobre arena (esto es, la inconstancia de
la infidelidad), o sobre los hombres mundanos, que se llaman arena
por la esterilidad, y como no están unidos entre sí, sino que están
divididos por una multitud de opiniones, son innumerables.
La
lluvia es la enseñanza que riega al hombre, y las nubes son de donde
sale la lluvia.
Unos
son encendidos por el Espíritu Santo, como los profetas y los
apóstoles; otros son agitados por el espíritu del diablo, como son
los herejes.
Los vientos favorables son los espíritus de las diversas virtudes, o los ángeles, que obran de una manera invisible en los sentidos de los hombres y los inclinan a obrar el bien, y vientos perjudiciales son los espíritus inmundos.
Los ríos benéficos son los evangelistas y los maestros del pueblo. Ríos malos son los hombres llenos del espíritu inmundo e instruidos en la palabra, como son los filósofos y los demás profesores de las ciencias humanas, de quienes brotan ríos de aguas pantanosas.
Los vientos favorables son los espíritus de las diversas virtudes, o los ángeles, que obran de una manera invisible en los sentidos de los hombres y los inclinan a obrar el bien, y vientos perjudiciales son los espíritus inmundos.
Los ríos benéficos son los evangelistas y los maestros del pueblo. Ríos malos son los hombres llenos del espíritu inmundo e instruidos en la palabra, como son los filósofos y los demás profesores de las ciencias humanas, de quienes brotan ríos de aguas pantanosas.
A
la Iglesia que Cristo fundó no la corrompe la lluvia de la enseñanza
falaz, ni el hálito del demonio
la empuja, ni la conmueven las corrientes de los ríos más
violentos.
No se opone a esto el que caigan en ello algunos de la Iglesia, pues no todos los que se llaman cristianos pertenecen a Cristo, sino que El conoce los que son suyos (2Tm 2,19)
Pero la lluvia de la verdadera doctrina cae contra la casa que el diablo edificó. Soplan los vientos, esto es, las gracias espirituales o los ángeles; se hinchan los ríos, esto es, los cuatro evangelistas y los demás sabios; y así cae la casa, esto es, la gentilidad, para que se levante Cristo. Y su ruina ha sido grande. Disueltos los errores, convencidas las mentiras y destruidos los ídolos en todo el mundo.
No se opone a esto el que caigan en ello algunos de la Iglesia, pues no todos los que se llaman cristianos pertenecen a Cristo, sino que El conoce los que son suyos (2Tm 2,19)
Pero la lluvia de la verdadera doctrina cae contra la casa que el diablo edificó. Soplan los vientos, esto es, las gracias espirituales o los ángeles; se hinchan los ríos, esto es, los cuatro evangelistas y los demás sabios; y así cae la casa, esto es, la gentilidad, para que se levante Cristo. Y su ruina ha sido grande. Disueltos los errores, convencidas las mentiras y destruidos los ídolos en todo el mundo.
Es,
pues, semejante a Cristo el que oye sus palabras y obra según ellas,
esto es, el que edifica sobre fuerte roca, esto es, Cristo que es
todo lo bueno para que sobre cualquier especie de bien que alguno
edificare aparezca que ha edificado sobre Cristo.
Como la Iglesia, una vez edificada por Cristo, no puede ser destruida, así el cristiano, que edifica sobre Cristo no puede ser derribado por ninguna adversidad, según las palabras del Apóstol a los Romanos (Rm 8,35): "¿Quién, pues, nos separará de la caridad de Cristo?"
Como la Iglesia, una vez edificada por Cristo, no puede ser destruida, así el cristiano, que edifica sobre Cristo no puede ser derribado por ninguna adversidad, según las palabras del Apóstol a los Romanos (Rm 8,35): "¿Quién, pues, nos separará de la caridad de Cristo?"
Es
semejante al diablo, el que oye las palabras del Señor,
pero que no obra según ellas. Las palabras que se oyen y no se
practican andan separadas y esparcidas, y por ello se asemejan a la
arena. Arena es también toda malicia u otros bienes propios del
mundo.
Así como se destruye la casa del diablo, así todos los que viven fundados sobre la arena de la malicia son destruidos y caen, y la ruina es grande si uno ha sufrido algún detrimento en la fe, mayor que si hubiese fornicado o hubiese cometido algún homicidio, porque tiene el medio de levantarse por la penitencia como se levantó David.
Así como se destruye la casa del diablo, así todos los que viven fundados sobre la arena de la malicia son destruidos y caen, y la ruina es grande si uno ha sufrido algún detrimento en la fe, mayor que si hubiese fornicado o hubiese cometido algún homicidio, porque tiene el medio de levantarse por la penitencia como se levantó David.
San
Lucas 6, 47-49
48
Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó
profundamente y puso los cimientos sobre la roca.
Cuando
vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa
casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
49
En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se
parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin
cimientos.
Cuando
las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el
desastre que sobrevino a esa casa fue grande»
Beda.
La
casa del diablo
es todo el mundo que vive y obra el mal, la cual edifica sobre
tierra, porque retrae del cielo a la tierra a los que le siguen.
Edifica sin cimiento porque el pecado
no tiene fundamento puesto, pues no subsiste por sí mismo; el mal no
tiene razón de ser, todo lo que se hace estriba en la naturaleza del
bien.
Además, como la palabra fundamento viene de fondo, podemos tomarle también en el sentido de esta palabra, pues del mismo modo que el que cae en un pozo se detiene en su fondo, así el alma que cae se detiene también como en un fondo, si se detiene en alguna medida de pecado; pero como no puede contentarse con el pecado en que cae, puesto que cada día es peor, no encuentra -por decirlo así- fondo que la detenga en el pozo en que ha caído.
Así los malos y los que no son buenos más que en apariencia, resultan peores después de cada tentación que los asalta, hasta que caigan en la pena eterna. De donde prosigue: "Y contra la cual dio impetuosamente la corriente", etc. También puede entenderse por ímpetu del río el discernimiento del juicio final, cuando, destruidas ambas casas, irán los impíos al fuego eterno y los justos a la vida eterna (Mt 25)
Además, como la palabra fundamento viene de fondo, podemos tomarle también en el sentido de esta palabra, pues del mismo modo que el que cae en un pozo se detiene en su fondo, así el alma que cae se detiene también como en un fondo, si se detiene en alguna medida de pecado; pero como no puede contentarse con el pecado en que cae, puesto que cada día es peor, no encuentra -por decirlo así- fondo que la detenga en el pozo en que ha caído.
Así los malos y los que no son buenos más que en apariencia, resultan peores después de cada tentación que los asalta, hasta que caigan en la pena eterna. De donde prosigue: "Y contra la cual dio impetuosamente la corriente", etc. También puede entenderse por ímpetu del río el discernimiento del juicio final, cuando, destruidas ambas casas, irán los impíos al fuego eterno y los justos a la vida eterna (Mt 25)
Exhortación
a la vigilancia y a la fidelidad
San
Mateo 24, 42-51
43
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la
noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las
paredes de su casa.
Orígenes,
in Matthaeum, 31
El
padre de familia es el entendimiento del hombre, y la casa de éste
es el alma, mas el ladrón es el diablo. Es, pues,
contrario todo razonamiento que no penetra en el alma del hombre
negligente, por la entrada natural, sino como quien mina la casa,
destruyendo primero ciertas defensas naturales del alma (esto es, su
inteligencia natural) y habiendo penetrado por la misma brecha,
despoja al alma.
Algunas veces encuentra alguno al ladrón en la misma perforación, y asiéndole, y dirigiéndole palabras agresivas, lo mata. El ladrón no viene durante el día, cuando el alma del hombre solícito está iluminada por el sol de la justicia, sino por la noche; esto es, en el tiempo en que todavía permanece su malicia.
En la que encontrándose alguno, es posible, que aun cuando carezca de la eficacia del sol, esté, sin embargo, ilustrado con algún esplendor del Verbo, que es la lumbrera; permaneciendo, ciertamente, aun en la malicia, pero teniendo, sin embargo, resolución formada de hacerse mejor, y vigilancia, para que no sea barrenado su propósito; cuando el ladrón quiere minar la casa del alma, suele venir principalmente, en el tiempo de las tentaciones o de cualesquiera otras calamidades.
Algunas veces encuentra alguno al ladrón en la misma perforación, y asiéndole, y dirigiéndole palabras agresivas, lo mata. El ladrón no viene durante el día, cuando el alma del hombre solícito está iluminada por el sol de la justicia, sino por la noche; esto es, en el tiempo en que todavía permanece su malicia.
En la que encontrándose alguno, es posible, que aun cuando carezca de la eficacia del sol, esté, sin embargo, ilustrado con algún esplendor del Verbo, que es la lumbrera; permaneciendo, ciertamente, aun en la malicia, pero teniendo, sin embargo, resolución formada de hacerse mejor, y vigilancia, para que no sea barrenado su propósito; cuando el ladrón quiere minar la casa del alma, suele venir principalmente, en el tiempo de las tentaciones o de cualesquiera otras calamidades.
San
Marcos 13, 33-37
34
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de
sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero
que permanezca en vela.
35
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el
dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o
por la mañana.
¡Estén
prevenidos!».
San
Lucas 12, 35-48
36
Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a
una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.
Les
aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la
mesa y se pondrá a servirlos.
39
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va a
llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.
40
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará
a la hora menos pensada»
Teofilato
Algunos
creen que este ladrón es el diablo, la casa el alma y
el padre de familia el hombre, pero esta opinión no parece
conforme con lo que sigue. La venida del Señor se compara con
este ladrón porque viene cuando menos se espera, según lo que dice
el Apóstol (1Th
5,2): "El día del Señor vendrá como el ladrón en la
noche". Por esto se añade aquí: "Vosotros, pues, estad
apercibidos, porque a la hora que no pensáis", etc.
La
interpretación de los signos de los tiempos
San
Lucas 12, 54-59
Purgatorio
«Cuando
ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida
que va a llover, y así sucede.
55 Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.
55 Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.
56
¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del
cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente?
58
Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata
de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario
te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te
ponga en la cárcel.
Exhortación
a la conversión
San
Lucas 13, 1-5
1
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús
el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de
las víctimas de sus sacrificios.
2
Él les respondió:
«¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?
«¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?
4
¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó
la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de
Jerusalén?
Parábola
de la higuera estéril
San
Lucas 13, 6-9
Fue a
buscar frutos y no los encontró.
“Hace
tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los
encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?”.
“Señor,
déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella
y la abonaré.
9 Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás”».
9 Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás”».
Curación
de una mujer en sábado
San
Lucas 13, 10-17
Estaba
completamente encorvada y
no podía enderezarse de ninguna manera.
Ella se
enderezó en seguida y glorificaba a Dios.
«Los
días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse
curar, y no el sábado».
«¡Hipócritas!
Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a
su buey o a su asno para llevarlo a beber?
16
Y esta hija de Abraham, a la que Satanás
tuvo aprisionada durante dieciocho años,
¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?».
17
Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de
confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él
hacía.
Respuesta
de Jesús ante las amenazas de Herodes
San
Lucas 13, 31-33
«Aléjate
de aquí, porque Herodes quiere matarte».
«Vayan
a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso
a los demonios y
realizo curaciones, y al tercer día habré terminado.
33
Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser
que un profeta muera fuera de Jerusalén.
La
parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro
San
Lucas 16, 19-31
19
Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y
cada día hacía espléndidos banquetes.
20
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, 21
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta
los perros iban a lamer sus llagas.
22
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El
rico también murió y fue sepultado.
23
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los
ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
“Padre
Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta
de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me
atormentan”.
25 “Hijo
mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en
vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí
su consuelo, y tú, el tormento.
26
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera
que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y
tampoco se puede pasar de allí hasta aquí”.
“Te
ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre,
28
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos
también caigan en este lugar de tormento”.
“Tienen
a Moisés y a los Profetas; que los escuchen”.
30
“No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los
muertos va a verlos, se arrepentirán”. 31
Abraham
respondió:
“Si no
escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre
los muertos, tampoco se convencerán”».
El
rico Epulón y el pobre Lázaro (Lucas 16, 19-31)
Ser sencillos y humildes para que Jesús no encuentre obstáculos para llegar a lo más hondo de nuestro corazón.
Meditación del Papa Benedicto XVI
Jesús narra la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro. El primero vive en el lujo y en el egoísmo, y cuando muere, acaba en el infierno. El pobre, en cambio, que se alimenta de las sobras de la mesa del rico, a su muerte es llevado por los ángeles a la morada eterna de Dios y de los santos. «Bienaventurados los pobres -había proclamado el Señor a sus discípulos- porque vuestro es el reino de Dios» (Lc 6, 20).
Ser sencillos y humildes para que Jesús no encuentre obstáculos para llegar a lo más hondo de nuestro corazón.
Meditación del Papa Benedicto XVI
Jesús narra la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro. El primero vive en el lujo y en el egoísmo, y cuando muere, acaba en el infierno. El pobre, en cambio, que se alimenta de las sobras de la mesa del rico, a su muerte es llevado por los ángeles a la morada eterna de Dios y de los santos. «Bienaventurados los pobres -había proclamado el Señor a sus discípulos- porque vuestro es el reino de Dios» (Lc 6, 20).
Pero
el mensaje de la parábola va más allá: recuerda que, mientras
estamos en este mundo, debemos escuchar al Señor, que nos habla
mediante las Sagradas Escrituras, y vivir según su voluntad; si no,
después de la muerte, será demasiado tarde para enmendarse.
Por
lo tanto, esta parábola nos dice dos cosas:
-
la primera es que Dios ama a los pobres y les levanta de su
humillación;
-
la segunda es que nuestro destino eterno está condicionado por
nuestra actitud; nos corresponde a nosotros seguir el camino que Dios
nos ha mostrado para llegar a la vida, y este camino es el amor,
no entendido como sentimiento, sino como servicio a los demás,
en la caridad de Cristo.
(Benedicto
XVI, Ángelus, 26 de septiembre de 2010)
La
profesión de fe de Pedro
San
Juan 6, 64-71
64
Pero hay entre ustedes algunos que no creen». En efecto, Jesús
sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y
quién era el que lo iba a entregar. 65
Y agregó:
«Por
eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo
concede».
66
Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y
dejaron de acompañarlo. 67
Jesús preguntó entonces a los Doce:
«¿También
ustedes quieren irse?».
«Señor,
¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. 69
Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios».
«¿No
soy yo, acaso, el que los eligió a ustedes, los Doce? Sin embargo,
uno de ustedes es un demonio».
71
Jesús hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, que era uno de los
Doce, el que lo iba a entregar.
San
Juan 7, 14-24
«¿Cómo
conoce las Escrituras sin haber estudiado?».
«Mi enseñanza no es mía, sino de aquel que me envió.
17
El que quiere hacer la voluntad de Dios conocerá si esta enseñanza
es de Dios o si yo hablo por mi cuenta.
18 El que habla por su cuenta busca su propia gloria, pero el que busca la gloria de aquel que lo envió, ese dice la verdad y no hay nada de falso en él.
Pero
ninguno de ustedes la cumple.
¿Por
qué quieren matarme?».
«Estás
poseído por el demonio:
¿quién quiere matarte?».
«Por
una sola obra que realicé, ustedes están maravillados.
22
Moisés les dio la circuncisión –aunque ella no viene de Moisés,
sino de los patriarcas– y ustedes la practican también en sábado.
23
Si se circuncida a un hombre en sábado para no quebrantar la Ley de
Moisés, ¿cómo ustedes se enojan conmigo porque he curado
completamente a un hombre en sábado?
El
demonio, padre de la mentira
San
Juan 8, 39-52
«Nuestro
padre es Abraham».
Y Jesús
les dijo:
«Si ustedes fueran hijos de Abraham, obrarían como él.
Abraham
no hizo eso.
Ellos le
dijeron:
«Nosotros
no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es
Dios».
Jesús
prosiguió:
No he
venido por mí mismo, sino que él me envió.
Es
porque no pueden escuchar mi palabra.
Desde el
comienzo él fue homicida
y no tiene nada que ver
con la verdad,
porque no hay verdad en
él.
Cuando
miente,
habla conforme a lo que es, porque es mentiroso
y padre de la mentira.
Y si les
digo la verdad, ¿por qué no me creen?
47
El que es de Dios escucha las palabras de Dios; si ustedes no las
escuchan, es porque no son de Dios».
«¿No
tenemos razón al decir que eres un samaritano y que estás
endemoniado?».
Jesús
respondió:
Jesús
y Abraham
San
Juan 8, 52-59
«Ahora
sí estamos seguros de que estás endemoniado.
Abraham murió, los profetas también, y tú dices:
“El
que es fiel a mi palabra, no morirá jamás”.
53 ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió?
Los profetas también murieron.
¿Quién pretendes ser tú?».
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada.
Es
mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman “nuestro
Dios”, 55
y al que, sin embargo, no conocen.
Yo lo
conozco y si dijera:
“No lo
conozco”,
sería, como ustedes, un mentiroso.
Pero yo
lo conozco y soy fiel a su palabra.
56
Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver
mi Día: lo vio y se llenó de alegría».
«Todavía
no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?».
«Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy».
El
buen pastor
San
Juan 10, 1-21
1
«Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las
ovejas, sino que salta
por otro lado, es un ladrón y un asaltante.
Él
llama a las suyas por su nombre y las hace salir.
«Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
8
Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones
y asaltantes, pero las
ovejas no los han escuchado.
Pero yo
he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en
abundancia.
El buen
Pastor da su vida por las ovejas.
12
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen
las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el
lobo las arrebata y las dispersa.
14
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen
a mí 15
–como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre– y doy mi
vida por las ovejas.
16
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que
debo
también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
Tengo el
poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi
Padre».
«Está
poseído por un demonio y delira.
¿Por qué lo escuchan?».
«Estas
palabras no son de un endemoniado.
¿Acaso un demonio
puede abrir los ojos a los ciegos?».
La
glorificación de Jesús por medio de la muerte
San
Juan 12, 20-36
20
Entre los que habían subido para adorar durante la fiesta, había
unos griegos 21
que se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron:
«Señor,
queremos ver a Jesús».
«Ha
llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.
24
Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere,
queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
25 El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.
El que
quiera servirme, será honrado por mi Padre.
¡Si
para eso he llegado a esta hora!
Entonces
se oyó una voz del cielo:
«Ya lo
he glorificado y lo volveré a glorificar».
Otros
decían:
«Le ha
hablado un ángel».
«Esta
voz no se oyó por mí, sino por ustedes.
«Sabemos
por la Ley que el Mesías permanecerá para siempre.
¿Cómo
puedes decir:
“Es
necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto”?
¿Quién
es ese Hijo del hombre?».
«La luz
está todavía entre ustedes,
pero por poco tiempo.
pero por poco tiempo.
Caminen
mientras tengan la luz,no
sea que las tinieblas los sorprendan:
porque el que camina en tinieblas no sabe a dónde va.
porque el que camina en tinieblas no sabe a dónde va.
La
fe y la incredulidad
San
Juan 12, 36b-50
Después
de hablarles así, Jesús se fue y se ocultó de ellos.
Señor,
¿quién ha creído en nuestra palabra?
¿A quién fue revelado el poder del Señor?
¿A quién fue revelado el poder del Señor?
40
El ha cegado sus ojos
y ha endurecido su corazón,
para que sus ojos no vean
y su corazón no comprenda,para que no se conviertan
ni yo los cure.
y ha endurecido su corazón,
para que sus ojos no vean
y su corazón no comprenda,para que no se conviertan
ni yo los cure.
41
Isaías dijo esto, porque vio la gloria de Jesús y habló acerca de
él.
42 Sin embargo, muchos creyeron en él, aun entre las autoridades, pero a causa de los fariseos no lo manifestaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
43 Preferían la gloria de los hombres a la gloria de Dios.
42 Sin embargo, muchos creyeron en él, aun entre las autoridades, pero a causa de los fariseos no lo manifestaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
43 Preferían la gloria de los hombres a la gloria de Dios.
«El que
cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió.
46
Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí
no permanezca en las
tinieblas.
47
Al que escucha mis palabras y no las cumple,yo no lo juzgo, porque no
vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo.
48
El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue:
la palabra que yo he
anunciado es la que lo juzgará en el último día.
49 Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar;
50
y yo sé que su mandato es Vida eterna.Las palabras que digo, las
digo como el Padre me lo ordenó».
El
lavatorio de los pies: ataque satánico en 2 y 27
San
Juan 13, 1-20
1
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su
hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los
suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.
2
Durante la Cena, cuando el demonio
ya había inspirado a
Judas Iscariote, hijo
de Simón, el propósito
de entregarlo, 3
sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él
había venido de Dios y volvía a Dios, 4
se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la
ató a la cintura.
5
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los
discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
«¿Tú,
Señor, me vas a lavar los pies a mí?».
«No
puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo
comprenderás».
Jesús
le respondió:
«Si
yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte».
«El que
se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está
completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no
todos».
«No
todos ustedes están limpios».
«¿Comprenden
lo que acabo de hacer con ustedes?
14
Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies,
ustedes también deben
lavarse los pies unos a otros.
16 Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.
Pero es
necesario que se cumpla la Escritura que dice:
El que
comparte mi pan se volvió contra mí.
20
Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el
que me recibe, recibe al que me envió».
El
anuncio de la traición de Judas
San
Juan 13, 21-30
«Les
aseguro que uno de ustedes me entregará».
«Pregúntale
a quién se refiere».
25
Él se reclinó sobre
Jesús y le preguntó:
«Señor,
¿quién es?».
«Es
aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato».
Y
mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
«Realiza
pronto lo que tienes que hacer».
«Compra
lo que hace falta para la fiesta», o bien que le mandaba dar algo a
los pobres.
Jesús,
camino del Padrenuestro
San
Juan 14, 1-7
Yo voy a
prepararles un lugar.
3
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez
para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también
ustedes.
«Señor,
no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?».
«Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Nadie va
al Padre, sino por mí.
Ya desde
ahora lo conocen y lo han visto»
El
amor es cumplir los mandamientos
San
Juan 14, 21
21
El que recibe mis
mandamientos y los cumple, ese es el que me ama;
y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me
manifestaré a él».
La
misión del Espíritu Santo
San
Juan 16, 4b-15
No les
dije estas cosas desde el principio, porque yo estaba con ustedes.
7
Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque
si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes.
Pero si
me voy, se lo enviaré.
8
Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde
está la justicia y cuál es el juicio.
13
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda
la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha
oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
Por eso
les digo:
“Recibirá
de lo mío y se lo anunciará a ustedes”.
Oración
de Jesús por sus discípulos
San
Juan 17, 6-19
Eran
tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra.
7 Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, 8 porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Padre santo, cuídalos en tu Nombre –el Nombre que tú me diste– para que sean uno, como nosotros.
12 Mientras estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre –el Nombre que tú me diste– yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.
13 Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto.
14 Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
*
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