Páginas

III.- Demonios - Salmos

SALMO 3
 
Clamor matinal del justo perseguido

En Ritual de Exorcismos 1614 y 1998

Ritual 1998: No ponemos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos (2 Cor 1,9).

1 Salmo de David. Cuando huía de su hijo Absalón.
2 Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios,
cuántos los que se levantan contra mí!
3 ¡Cuántos son los que dicen de mí:
“Dios ya no quiere salvarlo”!
4 Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria,
tú mantienes erguida mi cabeza.
5 Invoco al Señor en alta voz
y él me responde desde su santa Montaña.
6 Yo me acuesto y me duermo,
y me despierto tranquilo
porque el Señor me sostiene.
7 No temo a la multitud innumerable,
apostada contra mí por todas partes.
8 ¡Levántate, Señor!
¡Sálvame, Dios mío!
Tú golpeas en la mejilla a mis enemigos
y rompes los dientes de los malvados.
9 ¡En ti, Señor, está la salvación,
y tu bendición sobre tu pueblo!


 


SALMO 11 (10)

Confianza del justo

En Ritual de Exorcismos 1614 y 1998

Ritual 1998: No teman, porque valen más que muchos pájaros (Mt. 10,31).

1 Del maestro de coro. De David.

Yo tengo mi refugio en el Señor,
¿cómo pueden decirme entonces:
Escapa a la montaña como un pájaro,
2 porque los malvados tienden su arco
y ajustan sus flechas a la cuerda,
para disparar desde la penumbra
contra los rectos de corazón?
3 Cuando ceden los cimientos,
¿qué puede hacer el justo?”.
4 Pero el Señor está en su santo Templo,
el Señor tiene su trono en el cielo.
Sus ojos observan el mundo,
sus pupilas examinan a los hombres:
5 el Señor examina al justo y al culpable,
y odia al que ama la violencia.
6 Que él haga llover brasas y azufre
sobre los impíos,
y les toque en suerte un viento abrasador.
7 Porque el Señor es justo y ama la justicia,
y los que son rectos verán su rostro.

 
SALMO 13 (12)

Confianza en Dios, garantía de seguridad

En Ritual de Exorcismos 1614 y 1998

Ritual 1998: Que el Dios de la esperanza los llene de alegría y de paz en la fe, para que la esperanza sobreabunde en ustedes por obra del Espíritu Santo (Rom. 15,13).

1 Del maestro de coro. Salmo de David.
2 ¿Hasta cuándo me tendrás olvidado, Señor?
¿Eternamente?
¿Hasta cuándo me ocultarás tu rostro?
3 ¿Hasta cuándo mi alma estará acongojada
y habrá pesar en mi corazón, día tras día?
¿Hasta cuándo mi enemigo prevalecerá sobre mí?
4 ¡Mírame, respóndeme, Señor, Dios mío!
Ilumina mis ojos,
para que no caiga en el sueño de la muerte,
5 para que mi enemigo no pueda decir:
“Lo he vencido”,
ni mi adversario se alegre de mi fracaso.
6 Yo confío en tu misericordia:
que mi corazón se alegre porque me salvaste.
¡Cantaré al Señor porque me ha favorecido!

 
SALMO 18 (17)

Te Deum real

1 Del maestro de coro.

Profesión de confianza de Dios

2 Dijo:

Yo te amo, Señor, mi fuerza,
3 Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador,
mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
4 Invoqué al Señor, que es digno de alabanza
y quedé a salvo de mis enemigos.

La descripción del peligro

5 Las olas de la Muerte me envolvieron,
me aterraron los torrentes devastadores,
6 me cercaron los lazos del Abismo,
las redes de la Muerte llegaron hasta mí,

7 Pero en mi angustia invoqué al Señor,
grité a mi Dios pidiendo auxilio,
y él escuchó mi voz desde su Templo,
mi grito llegó hasta sus oídos.

La intervención salvadora de Dios

8 Entonces tembló y se tambaleó la tierra;
vacilaron los fundamentos de las montañas, y
se conmovieron a causa de su furor;
9 de su nariz se alzó una humareda,
de su boca, un fuego abrasador,
y arrojaba carbones encendidos.

10 El Señor inclinó el cielo, y descendió
con un espeso nubarrón bajo sus pies;
11 montó en el Querubín y emprendió vuelo,
planeando sobre las alas del viento.

12 Se envolvió en un manto de tinieblas;
un oscuro aguacero y espesas nubes
lo cubrían como un toldo;
13 las nubes se deshicieron en granizo y centellas
al fulgor de su presencia.

14 El Señor tronaba desde el cielo,
el Altísimo hacía oír su voz;
15 arrojó sus flechas y los dispersó,
multiplicó sus rayos y sembró la confusión.

16 Al proferir tus amenazas, Señor,
al soplar el vendaval de tu ira,
aparecieron los cauces del mar
y quedaron a la vista los cimientos.

17 El tendió su mano desde lo alto y me tomó,
me sacó de las aguas caudalosas;
18 me libró de mi enemigo poderoso,
de adversarios más fuertes que yo.

19 Ellos me enfrentaron en un día nefasto,
pero el Señor fue mi apoyo:
20 me sacó a un lugar espacioso,
me libró, porque me ama.

21 El Señor me recompensó por mi justicia,
me retribuyó por la inocencia de mis manos:
22 porque seguí fielmente los caminos del Señor,
y no me aparté de mi Dios, haciendo el mal;
23 porque tengo presente todas sus decisiones
y nunca me alejé de sus preceptos.

24 Tuve ante él una conducta irreprochable
y me esforcé por no ofenderlo.

25 El Señor me premió, porque yo era justo
y mis manos eran inocentes a sus ojos.

El Señor, salvador de los justos

26 Tú eres bondadoso con los buenos
y eres íntegro con el hombre intachable;
27 eres sincero con los que son sinceros
y te muestras astuto con los falsos.

28 Porque tú salvas al pueblo oprimido
y humillas los ojos altaneros;
29 tú eres mi lámpara, Señor;

Dios mío, tú iluminas mis tinieblas.

30 Contigo puedo asaltar una muralla;
con mi Dios, puedo escalar cualquier muralla.

31 El camino de Dios es perfecto,
la promesa del Señor es digna de confianza.

El Señor es un escudo para los que se refugian en él,
32 porque ¿quién es Dios fuera del Señor?
¿y quién es la Roca fuera de nuestro Dios?

La victoria, obra de Dios

33 Él es el Dios que me ciñe de valor
y hace intachable mi camino;
34 el que me da la rapidez de un ciervo
y me afianza en las alturas;
35 el que adiestra mis manos para la guerra
y mis brazos para tender el arco de bronce.

36 Me entregaste tu escudo victorioso
y tu mano derecha me sostuvo:
me engrandeciste con tu triunfo,
37 me hiciste dar largos pasos,
y no se doblaron mis tobillos.

38 Perseguí y alcancé a mis enemigos,
no me volví hasta que fueron aniquilados;
39 los derroté y no pudieron rehacerse,
quedaron abatidos bajo mis pies.

40 Tú me ceñiste de valor para la lucha,
doblegaste ante mí a mis agresores;
41 pusiste en fuga a mis enemigos,
y yo exterminé a mis adversarios.

42 Imploraron, pero nadie los salvó;
gritaban al Señor, pero no les respondía.

43 Los deshice como polvo barrido por el viento,
los pisé como el barro de las calles.

44 Tú me libraste de un ejército incontable
y me pusiste al frente de naciones:
pueblos extraños son mis vasallos.

45 Gente extranjera me rinde pleitesía;
apenas me oyen nombrar, me prestan obediencia.

46 Los extranjeros palidecen ante mí
y, temblando, abandonan sus refugios.

Alabanza final

47 ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!

¡Glorificado sea el Dios de mi salvación,
48 el Dios que venga mis agravios
y pone a los pueblos a mis pies!

49 Tú me liberas de mis enemigos,
me haces triunfar de mis agresores
y me libras del hombre violento.

50 Por eso te alabaré entre las naciones
y cantaré, Señor, en honor de tu Nombre.

51 El concede grandes victorias a su rey
y trata con fidelidad a su Ungido,
a David y a su descendencia para siempre.


SALMO 21 (20)

Liturgia de coronación

1 Del maestro de coro. Salmo de David.

La alegría del triunfo

2 Señor, el rey se regocija por tu fuerza
¡y cuánto se alegra por tu victoria!

3 Tú has colmado los deseos de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

4 Porque te anticipas a bendecirlo con el éxito
y pones en su cabeza una corona de oro puro.

5 Te pidió larga vida y se la diste:
días que se prolongan para siempre.

6 Su gloria se acrecentó por tu triunfo,
tú lo revistes de esplendor y majestad;
7 le concedes incesantes bendiciones,
lo colmas de alegría en tu presencia.

8 Sí, el rey confía en el Señor
y con la gracia del Altísimo no vacilará.

Confianza en la victoria definitiva

9 Tu mano alcanzará a todos tus enemigos,
tu derecha vencerá a los que te odian.

10 Los convertirás en un horno encendido,
cuando se manifieste tu presencia.

El Señor los consumirá con su enojo,
el fuego los destruirá por completo:
11 eliminarás su estirpe de la tierra,
y a sus descendientes de entre los hombres.

12 Ellos trataron de hacerte mal,
urdieron intrigas, pero sin resultado:

13 porque tú harás que vuelvan la espalda,
apuntándoles a la cara con tus arcos.

14 Levántate, Señor, con tu fuerza,
para que cantemos y celebremos tus proezas!


SALMO 22 (21)

Sufrimiento y esperanza del justo

En Ritual de Exorcismos 1614 y 1998

Ritual 1998: El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. (Heb 5,7)

1 Del maestro de coro. Según la melodía de “La cierva de la aurora”. Salmo de David.

Angustioso llamado al Señor

2 Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
¿Por qué estás lejos
de mi clamor y mis gemidos?
3 Te invoco de día, y no respondes,
de noche, y no encuentro descanso;
4 y sin embargo, tú eres el Santo,
que reinas entre las alabanzas de Israel.
5 En ti confiaron nuestros padres:
confiaron, y tú los libraste;

6 clamaron a ti y fueron salvados,
confiaron en ti y no quedaron defraudados.

Vívida descripción de los sufrimientos

7 Pero yo soy un gusano, no un hombre;
la gente me escarnece
y el pueblo me desprecia;

8 los que me ven, se burlan de mí,
hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
9 “Confió en el Señor, que él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto”.
10 Tú, Señor, me sacaste del seno materno,
me confiaste al regazo de mi madre;
11 a ti fui entregado desde mi nacimiento,
desde el seno de mi madre, tú eres mi Dios.
12 No te quedes lejos, porque acecha el peligro
y no hay nadie para socorrerme.
13 Me rodea una manada de novillos,
me acorralan toros de Basán;
14 abren sus fauces contra mí
como leones rapaces y rugientes.
15 Soy como agua que se derrama
y todos mis huesos están dislocados;
mi corazón se ha vuelto como cera
y se derrite en mi interior;
16 mi garganta está seca como una teja
y la lengua se me pega al paladar.
17 Me rodea una jauría de perros,
me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies
16c y me hunden en el polvo de la muerte.
18 Yo puedo contar todos mis huesos;
ellos me miran con aire de triunfo,
19 se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.

Súplica para alcanzar la liberación

20 Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme.
21 Libra mi cuello de la espada
y mi vida de las garras del perro.
22 Sálvame de la boca del león,
salva a este pobre de los toros salvajes.

Acción de gracias por la liberación

23 Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
24 “Alábenlo, los que temen al Señor;
glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel.
25 Porque él no ha mirado con desdén
ni ha despreciado la miseria del pobre:
no le ocultó su rostro
y lo escuchó cuando pidió auxilio”.
26 Por eso te alabaré en la gran asamblea
y cumpliré mis votos delante de los fieles:
27 los pobres comerán hasta saciarse
y los que buscan al Señor lo alabarán.
¡Que sus corazones vivan para siempre!

Alabanza final

28 Todos los confines de la tierra
se acordarán y volverán al Señor;
todas las familias de los pueblos
se postrarán en su presencia.
29 Porque sólo el Señor es rey
y él gobierna a las naciones.
30 Todos los que duermen en el sepulcro
se postrarán en su presencia;
todos los que bajaron a la tierra
doblarán la rodilla ante él,
y los que no tienen vida
31 glorificarán su poder.
Hablarán del Señor a la generación futura,
32 anunciarán su justicia
a los que nacerán después,
porque esta es la obra del Señor.

 
SALMO 31 (30)

Oración en la prueba

Ritual de Exorcismos 1614 y 1998

Ritual 1998: Jesús, con un grito, exclamó: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y diciendo esto, expiró (Lc. 23,46).

1 Del maestro de coro. Salmo de David.

Súplica final

2 Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca me vea defraudado!
Líbrame, por tu justicia;
3 inclina tu oído hacia mí
y ven pronto a socorrerme.
Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
4 porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme.
5 Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi refugio.
6 Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.
7 Yo detesto a los que veneran ídolos vanos
y confío en el Señor.
8 ¡Tu amor será mi gozo y mi alegría!
Cuando tú viste mi aflicción
y supiste que mi vida peligraba,
9 no me entregaste al poder del enemigo,
me pusiste en un lugar espacioso.

Descripción de los peligros

10 Ten piedad de mí, Señor,
porque estoy angustiado:
mis ojos, mi garganta y mis entrañas
están extenuados de dolor.
11 Mi vida se consume de tristeza,
mis años, entre gemidos;

mis fuerzas decaen por la aflicción
y mis huesos están extenuados.
12 Soy la burla de todos mis enemigos
y la irrisión de mis propios vecinos;

para mis amigos soy motivo de espanto,
los que me ven por la calle huyen de mí.
13 Como un muerto, he caído en el olvido,
me he convertido en una cosa inútil.
14 Oigo los rumores de la gente
y amenazas por todas partes,
mientras se confabulan contra mí
y traman quitarme la vida.

 
Expresión de confianza

15 Pero yo confío en ti, Señor,
y te digo:
Tú eres mi Dios,
16 mi destino está en tus manos”.
Líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
17 Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia;
18 Señor, que no me avergüence
de haberte invocado.
Que se avergüencen los malvados
y bajen mudos al Abismo;
19 que enmudezcan los labios mentirosos,
los que profieren insolencias contra el justo
con soberbia y menosprecio.

 
Acción de gracias por la liberación

20 ¡Qué grande es tu bondad, Señor!
Tú la reservas para tus fieles;
y la brindas a los que se refugian en ti,
en la presencia de todos.
21 Tú los ocultas al amparo de tu rostro
de las intrigas de los hombres;
y los escondes en tu Tienda de campaña,
lejos de las lenguas pendencieras.
22 ¡Bendito sea el Señor!
Él me mostró las maravillas de su amor
en el momento del peligro.
23 En mi turbación llegué a decir:
He sido arrojado de tu presencia”.
Pero tú escuchaste la voz de mi súplica,
cuando yo te invocaba.

24 Amen al Señor, todos sus fieles,
porque él protege a los que son leales
y castiga con severidad a los soberbios.
25 Sean fuertes y valerosos,
todos los que esperan en el Señor.

 
SALMO 35 (34)

Súplica de un justo perseguido

Ritual de Exorcismos 1614 y 1998

Ritual 1998: Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio (Ef. 6, 10-11).

Pedido de auxilio contra los perseguidores

Combate, Señor, a los que me atacan,
pelea contra los que me hacen la guerra.
2 Toma el escudo y el broquel,
levántate y ven en mi ayuda;
3 empuña la lanza y la jabalina
para enfrentar a mis perseguidores;
dime:
Yo soy tu salvación”.
4 Que sufran una derrota humillante
los que intentan quitarme la vida;
que vuelvan la espalda confundidos
los que traman mi perdición.
5 Que sean como la paja ante el viento,
mientras el Ángel del Señor los arrastra;
6 que su camino sea oscuro y resbaladizo,
mientras el Ángel del Señor los persigue.
7 Porque me tendieron sus redes sin motivo
y me cavaron una fosa mortal:
8 ¡que los sorprenda un desastre imprevisto;
que sean atrapados por sus propias redes,
y caigan en la fosa que ellos mismos cavaron!
9 Pero yo me alegraré en el Señor,
me regocijaré por su victoria;
10 todo mi ser proclamará:
Señor, no hay nadie igual a ti;
tú libras al débil de las manos del más fuerte,
y al pobre, de aquel que lo despoja”.

La ingratitud de los perseguidores

11 Se presentan contra mí testigos falsos;
me piden cuenta de cosas que ignoro;
12 me devuelven mal por bien,
dejando mi alma desolada.
13 Yo, en cambio, cuando ellos estaban enfermos,
me cubría con ropas de penitente,
afligía mi alma con ayunos
y oraba con la cabeza inclinada.
14 Ellos eran para mí como un amigo o un hermano,
y yo andaba triste y abatido,
como quien llora la muerte de su madre.
15 Pero cuando tropecé ellos se alegraron,
se juntaron todos contra mí
y me golpearon sorpresivamente;
me desgarraban sin cesar,
16 se burlaban de mí con crueldad
y rechinaban contra mí sus dientes.

Apelación a la justicia de Dios

17 Señor, ¿cuánto tiempo vas a tolerarlo?
Líbrame de los animales rugientes,
salva mi vida de los leones;
18 y te daré gracias en la gran asamblea,
te alabaré en medio de una multitud.
19 ¡Que no canten victoria
mis enemigos traicioneros,
ni se guiñen el ojo los que me odian sin motivo!
20 Ellos no hablan de paz,
sino que atacan a los oprimidos de la tierra;
traman planes engañosos
21 y se ríen de mí a carcajadas, diciendo:
Lo hemos visto con nuestros propios ojos”.
22 Tú también lo has visto, Señor, no te calles;
no te quedes lejos de mí, Señor:
23 ¡despiértate, levántate, Dios mío,
Señor mío, defiende mi causa!
24 Júzgame según tu justicia, Señor:
Dios mío, que no canten victoria sobre mí;
25 que no piensen:
Se cumplió nuestro deseo”,
ni digan:
Lo hemos devorado”.
26 Que sufran una derrota humillante
los que se alegran de mi desgracia;
que se cubran de confusión y de vergüenza
los que se envalentonan contra mí.
27 Canten, en cambio, y alégrense,
los que desean mi triunfo;
los que desean mi felicidad, repitan siempre:
¡Qué grande es el Señor!”.
28 Entonces mi lengua pregonará tu justicia,
y cada día proclamaré tu alabanza.

 
SALMO 40 (39)

Acción de gracias. Petición de auxilio

2 Esperé confiadamente en el Señor:
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
3 Me sacó de la fosa infernal,
del barro cenagoso;
afianzó mis pies sobre la roca
y afirmó mis pasos.
4 Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al ver esto, temerán
y confiarán en el Señor.
5 ¡Feliz el que pone en el Señor
toda su confianza,
y no se vuelve hacia los rebeldes
que se extravían tras la mentira!
6 ¡Cuántas maravillas has realizado,
Señor, Dios mío!
Por tus designios en favor nuestro,
nadie se te puede comparar.
Quisiera anunciarlos y proclamarlos,
pero son innumerables.

La verdadera acción de gracias

7 Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
8 entonces dije:
Aquí estoy.
9 En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón”.
10 Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes, Señor.
11 No escondí tu justicia dentro de mí,
proclamé tu fidelidad y tu salvación,
y no oculté a la gran asamblea
tu amor y tu fidelidad.

Súplica en un momento de peligro

12 Y tú, Señor, no te niegues
a tener compasión de mí;
que tu amor y tu fidelidad
me protejan sin cesar.
13 Porque estoy rodeado de tantos males,
que es imposible contarlos.
Las culpas me tienen atrapado
y ya no alcanzo a ver:
son más que los cabellos de mi cabeza,
y me faltan las fuerzas.
14 Líbrame, Señor, por favor;
Señor, ven pronto a socorrerme.
15 Que se avergüencen y sean humillados
los que quieren acabar con mi vida.
Que retrocedan confundidos
los que desean mi ruina;
16 queden pasmados de vergüenza
los que se ríen de mí.
17 Que se alegren y se regocijen en ti
todos los que te buscan,
y digan siempre los que desean tu victoria:
¡Qué grande es el Señor!”.
18 Yo soy pobre y miserable,
pero el Señor piensa en mí;
tú eres mi ayuda y mi libertador,
¡no tardes, Dios mío!


SALMO 41 (40)

Oración de un enfermo abandonado

1 Del maestro de coro. Salmo de David.
2 Feliz el que se ocupa del débil y del pobre:
el Señor lo librará en el momento del peligro.
3 El Señor lo protegerá y le dará larga vida,
lo hará dichoso en la tierra
y no lo entregará a la avidez de sus enemigos.
4 El Señor lo sostendrá en su lecho de dolor
y le devolverá la salud.
5 Yo dije:
Ten piedad de mí, Señor,
sáname, porque pequé contra ti”.
6 Mis enemigos sólo me auguran desgracias:
¿Cuándo se morirá y desaparecerá su nombre?”.
7 Si alguien me visita, habla con falsedad,
recoge malas noticias y las divulga al salir.
8 Mis adversarios se juntan
para murmurar contra mí,
y me culpan de los males que padezco, diciendo:
9 “Una enfermedad incurable ha caído sobre él;
ese que está postrado no volverá a levantarse”.
10 Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo confiaba,
el que comió mi pan, se puso contra mí.
11 Pero tú, Señor, ten piedad de mí;
levántame y les daré su merecido.
12 En esto reconozco que tú me amas,
en que mi enemigo no canta victoria sobre mí.
13 Tú me sostuviste a causa de mi integridad,
y me mantienes para siempre en tu presencia.

* * *

14 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,
desde siempre y para siempre!
¡Amén! ¡Amén!


SALMO 54 (53)

Clamor al Dios justiciero

Ritual de Exorcismo 1614 y 1998

Ritual 1998: Confíen, soy yo… no tengan miedo (Mc. 6, 50).

1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Poema de David.
2 Cuando los habitantes de Zif vinieron a decir a Saúl:
¿No se ha escondido David entre nosotros?”.
3 Dios mío, sálvame por tu Nombre,
defiéndeme con tu poder.
4 Dios mío, escucha mi súplica,
presta atención a las palabras de mi boca.
5 Porque gente soberbia se ha alzado contra mí,
hombres violentos atentan contra mi vida,
sin tener presente a Dios.
6 Pero Dios es mi ayuda,
el Señor es mi verdadero sostén:
7 que el mal recaiga sobre mis adversarios,
¡destrúyelos, Señor, por tu fidelidad!
8 Te ofreceré un sacrificio voluntario,
daré gracias a tu Nombre, porque es bueno,
9 porque me has librado de todos
mis adversarios
y he visto la derrota de mis enemigos.

 
SALMO 65 (64)

Himno de acción de gracias

1 Del maestro de coro. De David. Canto.

Reconocimiento de la bondad de Dios

2 A ti, Señor, te corresponde
un canto de alabanza en Sión,
y todos tienen que cumplir sus votos,
3 porque tú escuchas las plegarias.
A ti acuden todos los hombres
4 bajo el peso de sus culpas:
nuestras faltas nos abruman,
pero tú las perdonas.
5 Feliz el que tú eliges y atraes
para que viva en tus atrios:
¡que nos saciemos con los bienes de tu Casa,
con los dones sagrados de tu Templo!

La obra de Dios en la Creación

6 Por tu justicia, Dios, salvador nuestro,
nos respondes con obras admirables:
tú eres la esperanza de los confines de la tierra
y de las islas más remotas.
7 Tú afianzas las montañas con tu poder,
revestido de fortaleza;
8 acallas el rugido de los mares,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
9 Los que habitan en las tierras más lejanas
temen tus obras prodigiosas;
tú haces que canten de alegría
el oriente y el occidente.

La fertilidad de la tierra

10 Visitas la tierra, la haces fértil
y la colmas de riquezas;

los canales de Dios desbordan de agua,
y así preparas sus trigales:
11 riegas los surcos de la tierra,
emparejas sus terrones;

la ablandas con aguaceros
y bendices sus brotes.
12 Tú coronas el año con tus bienes,
y a tu paso rebosa la abundancia;
13 rebosan los pastos del desierto
y las colinas se ciñen de alegría.
14 Las praderas se cubren de rebaños
y los valles se revisten de trigo:
todos ellos aclaman y cantan.

 
SALMO 68 (67)

La gloriosa epopeya de Israel

Ritual de Exorcismos 1614 y 1998

Ritual 1998: "Cuando Cristo subió a lo alto, llevó consigo a los cautivos y repartió dones a los hombres" (Ef. 4, 8).

Comienzo de la liturgia procesional

2 ¡Se alza el Señor!
Sus enemigos se dispersan
y sus adversarios huyen delante de él.
3 Tú los disipas como se disipa el humo;
como se derrite la cera ante el fuego,
así desaparecen los impíos delante del Señor.
4 Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante del Señor
y se llenan de alegría.
5 ¡Canten al Señor,
entonen un himno a su Nombre!
¡Ábranle paso al que cabalga sobre las nubes!
Su Nombre es “el Señor”:
¡griten de alegría en su presencia!
6 El Señor en su santa Morada
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
7 él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos,
mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado.

La marcha del Señor por el desierto

8 Señor, cuando saliste al frente de tu pueblo,
cuando avanzabas por el desierto,
9 tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia,
delante del Señor –el del Sinaí–
delante del Señor, el Dios de Israel.
10 Tú derramaste una lluvia generosa, Señor:
tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste;
11 allí se estableció tu familia,
y tú, Señor, la afianzarás
por tu bondad para con el pobre.

El anuncio de la victoria

12 El Señor pronuncia una palabra
y una legión de mensajeros anuncia la noticia:
13 “Huyen los reyes, huyen con sus ejércitos,
y te repartes como botín los adornos de un palacio.
14 ¡No se queden recostados entre los rebaños!
Las alas de la Paloma están recubiertas de plata,
y su plumaje, de oro resplandeciente”.
15 Cuando el Todopoderoso dispersó a los reyes,
caía la nieve sobre el Monte Umbrío.

La Montaña de Sión, Morada del Señor

16 ¡Montañas divinas, montañas de Basán,
montañas escarpadas, montañas de Basán!
17 ¿Por qué miran con envidia, montañas escarpadas,
a la Montaña que Dios prefirió como Morada?
¡Allí el Señor habitará para siempre!
18 Los carros de guerra de Dios
son dos miríadas de escuadrones relucientes:
¡el Señor está en medio de ellos,
el Sinaí está en el Santuario!
19 Subiste a la altura llevando cautivos,
recogiste dones entre los hombres
–incluso entre los rebeldes–
cuando te estableciste allí, Señor Dios.

El Señor, defensor de su Pueblo

20 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!
Él carga con nosotros día tras día;
21 él es el Dios que nos salva
y nos hace escapar de la muerte.
22 Sí, Dios aplastará la cabeza de sus enemigos,
el cráneo de los que se obstinan en sus delitos.
23 Dice el Señor:
Los traeré de Basan,
los traeré desde los abismos del mar,
24 para que hundas tus pies en la sangre del enemigo
y la lengua de tus perros también tenga su parte”.

Marcha litúrgica hacia el Santurario

25 Ya apareció tu cortejo, Señor,
el cortejo de mi Rey y mi Dios hacia el Santuario:
26 los cantores van al frente, los músicos, detrás;
las jóvenes, en medio, van tocando el tamboril.
27 ¡Bendigan al Señor en medio de la asamblea!
¡Bendigan al Señor desde la fuente de Israel!
28 Allí Benjamín, el más pequeño, abre la marcha
con los príncipes de Judá, vestidos de brocado,
con los príncipes de Zabulón
y los príncipes de Neftalí.

El sometimiento de los pueblos

29 Tu Dios ha desplegado tu poder:
¡sé fuerte, Dios, tú que has actuado por nosotros!
30 A causa de tu Templo, que está en Jerusalén,
los reyes te presentarán tributo.
31 Reprime a la Fiera de los juncos,
al tropel de los toros y terneros:
que esos pueblos se rindan a tus pies,
trayendo lingotes de oro.
El Señor dispersó a los pueblos guerreros;
32 telas preciosas llegan de Egipto
y Etiopía, con sus propias manos,
presenta sus dones a Dios.

Alabanza final

33 ¡Canten al Señor, reinos de la tierra,
entonen un himno al Señor,
34 al que cabalga por el cielo,
por el cielo antiquísimo!
Él hace oír su voz poderosa,
35 ¡reconozcan el poder del Señor!
Su majestad brilla sobre Israel
y su poder, sobre las nubes.
36 Tú eres temible, Señor, desde tus santuarios.
El Dios de Israel concede a su pueblo
el poder y la fuerza.
¡Bendito sea Dios!

 
SALMO 70 (69)

Súplica en la desgracia

Ritual de Exorcismos 1614 y 1998

Ritual 1998: Señor, sálvanos que perecemos (Mt. 8, 25).

1 Del maestro de coro. De David. En memoria.
2 ¡Líbrame, Dios mío!
¡Señor, ven pronto a socorrerme!
3 Que se avergüencen y sean humillados
los que quieren acabar con mi vida.
Que retrocedan confundidos
los que desean mi ruina;
4 que vuelvan la espalda avergonzados
los que se ríen de mí.
5 Que se alegren y se regocijen en ti
todos los que te buscan;
y digan siempre los que desean tu victoria:
“¡Qué grande es nuestro Dios!”.
6 Yo soy pobre y miserable:
ven pronto, Dios mío;
tú eres mi ayuda y mi libertador,
¡no tardes, Señor!

 
SALMO 72 (71)

El rey prometido

1 De Salomón.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
2 para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud.
3 Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
4 que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres
y aplaste al opresor.
5 Que dure tanto como el sol y la luna,
a lo largo de las generaciones;
6 que sea como lluvia que cae sobre el césped
y como chaparrones que riegan la tierra.
7 Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
8 que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra.
9 Que se inclinen ante él las tribus del desierto,
y sus enemigos muerdan el polvo;
10 que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas
le paguen tributo.
Que los reyes de Arabia y de Sebá
le traigan regalos;
11 que todos los reyes le rindan homenaje
y lo sirvan todas las naciones.
12 Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
13 Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes.
14 Los rescatará de la opresión y la violencia,
y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos.
15 Por eso, que viva largamente
y le regalen oro de Arabia;
que oren por él sin cesar
y lo bendigan todo el día.
16 Que en el país abunden los trigales
y ondeen sobre las cumbres de las montañas;
que sus frutos broten como el Líbano
y florezcan como la hierba de los campos.
17 Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz.

18 Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas.
19 Sea bendito eternamente su Nombre glorioso
y que su gloria llene toda la tierra.
¡Amén! ¡Amén!

20 Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé.


SALMO 73 (72)

La justicia final

Vacilación frente al triunfo del mal

1 Salmo de Asaf.
¡Qué bueno es Dios para Israel,
para los limpios de corazón!
2 Pero casi se desvían mis pasos,
faltó poco para que diera un traspié,
3 porque tuve envidia de los presuntuosos,
al ver la prosperidad de los malvados.
4 Para ellos no hay sufrimientos,
su cuerpo está sano y robusto;
5 no comparten las penas de los hombres
ni son golpeados como los demás.
6 Por eso, el orgullo es su collar
y la violencia, el manto que los cubre;
7 la malicia se les sale por los poros,
su corazón rebosa de malos propósitos.
8 Se burlan y hablan con maldad;
desde lo alto, amenazan con prepotencia;
9 su boca se insolenta contra el cielo
y su lengua se pasea por la tierra.
10 Por eso, el pueblo de Dios se vuelve hacia ellos,
y beben el agua a raudales.
11 Ellos dicen:
¿Acaso Dios lo va a saber?
¿Se va a enterar el Altísimo?
”.
12 Así son esos malvados
y, siempre tranquilos, acrecientan sus riquezas.

La suerte final de los impíos

13 Entonces, ¿en vano mantuve puro mi corazón
y lavé mis manos en señal de inocencia?
14 Porque yo era golpeado todo el día
y cada mañana soportaba mi castigo.
15 Si hubiera dicho: “Voy a hablar como ellos”,
habría traicionado al linaje de tus hijos.
16 Yo reflexionaba, tratando de entenderlo,
pero me resultaba demasiado difícil.
17 ¡Hasta que entré en el Santuario de Dios
y comprendí el fin que les espera!
18 Sí, tú los pones en un terreno resbaladizo
y los precipitas en la ruina.
19 ¡Qué pronto quedan devastados
y acaban consumidos por el horror!
20 Son como un sueño al despertar, Señor:
al levantarte, disipas hasta su imagen.
21 Cuando se agriaba mi corazón
y me torturaba en mi interior,
22 yo era un necio y no comprendía,
era como un animal ante ti.

La verdadera felicidad

23 Pero yo estoy siempre contigo,
tú me has tomado de la mano derecha;
24 me guiarás con tu consejo
y después, me recibirás con gloria.
25 ¿A quién sino a ti tengo yo en el cielo?
Si estoy contigo, no deseo nada en la tierra.
26 Aunque mi corazón y mi carne se consuman,
Dios es mi herencia para siempre
y la Roca de mi corazón.
27 Los que se apartan de ti terminan mal,
tú destruyes a los que te son infieles.
28 Mi dicha es estar cerca de Dios:
yo he puesto mi refugio en ti, Señor,
para proclamar todas tus acciones.

 
SALMO 74 (73)

Lamentación pública tras el saqueo del templo

1 Poema de Asaf

La profanación del Santurario

¿Por qué, Señor, nos rechazaste para siempre
y arde tu indignación
contra las ovejas de tu rebaño?
2 Acuérdate del pueblo que adquiriste
en otro tiempo,
de la tribu que rescataste
para convertirla en tu herencia;
acuérdate de Sión, donde pusiste tu Morada.
3 Vuelve tus pasos hacia esta ruina completa:
todo lo destruyó el enemigo en el Santuario.
4 Rugieron tus adversarios
en el lugar de tu asamblea,
pusieron como señales sus propios estandartes.
5 Alzaron sus hachas
como en la espesura de la selva;
6 destrozaron de un golpe todos los adornos,
los deshicieron con martillos y machetes;
7 prendieron fuego a tu Santuario,
profanaron, hasta arrasarla,
la Morada de tu Nombre.
8 Habían pensado: “Acabemos con ellos,
quememos todos los templos de Dios en el país”.
9 Ya no vemos señales ni quedan profetas:
no hay nadie entre nosotros que sepa hasta cuándo.
10 ¿Hasta cuándo, Señor, te insultará el enemigo?
¿Nunca cesará el adversario
de despreciar tu Nombre?
11 ¿Por qué retiras tu mano, Señor,
y la mantienes oculta en el pecho?

Himno al Dios creador

12 Pero tú, Señor, eres mi Rey desde el principio,
tú lograste victorias en medio de la tierra:
13 deshiciste el Mar con tu poder
y quebraste las cabezas del dragón marino
;
14 aplastaste las cabezas de Leviatán
y lo diste como alimento a las fieras del desierto.
15 Hiciste brotar manantiales y torrentes,
secaste los ríos caudalosos;

16 tuyo es el día, tuya también la noche,
tú afirmaste la luna y el sol;

17 fijaste las fronteras de la tierra,
formaste el verano y el invierno.

Súplica por la liberación

18 Recuerda, Señor, que el enemigo te ha ultrajado,
un pueblo insensato ha despreciado tu Nombre:
19 no entregues a los buitres la vida de tu Paloma
ni te olvides para siempre de los pobres.
20 Ten presente tu alianza,
porque todos los rincones del país
están repletos de violencia.
21 Que el débil no retroceda lleno de confusión,
que el pobre y el oprimido alaben tu Nombre.
22 Levántate, Señor, defiende tu causa,
recuerda que el insensato te ultraja sin cesar.
23 No olvides los gritos de tus adversarios,
porque crece el tumulto de los que se alzan contra ti.

 
SALMO 77 (76)

Meditación sobre el pasado de Israel

La aflicción presente

2 Invocaré al Señor con toda mi voz,
gritaré al Señor, y él me escuchará.
3 Busco al Señor en el momento de mi angustia;
de noche, tiendo mi mano sin descanso,
y mi alma rechaza todo consuelo.
4 Yo me acuerdo del Señor, y me lamento;
medito, y mi espíritu desfallece: Pausa
5 tú no me dejas conciliar el sueño,
estoy turbado, y no puedo hablar.
6 Pienso en los tiempos antiguos,
me acuerdo de los días pasados;
7 reflexiono de noche en mi interior,
medito, y mi espíritu se pregunta:
8 ¿Puede el Señor rechazar para siempre?
¿Ya no volverá a mostrarse favorable?
9 ¿Se habrá agotado para siempre su amor,
y habrá caducado eternamente su promesa?
10 ¿Se habrá olvidado Dios de su clemencia
o, en su enojo, habrá contenido su compasión?
11 Entonces dije –¡y este es mi dolor!–:
¡Cómo ha cambiado la derecha del Altísimo!”.

Las maravillas del pasado

12 Yo recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;
13 evoco todas sus acciones,
medito en todas sus hazañas.
14 Tus caminos son santos, Señor.
¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?
15 Tú eres el Dios que hace maravillas,
y revelaste tu poder entre las naciones.
16 Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José. Pausa
17 Cuando te vieron las aguas, Señor,
cuando te vieron las aguas, temblaron,
¡se agitaron hasta los abismos del mar!
18 Las nubes derramaron aguaceros,
retumbaron los densos nubarrones
y zigzaguearon tus rayos.
19 El trueno resonó en la bóveda del cielo,
tus relámpagos iluminaron el mundo,
tembló y se tambaleó la tierra.
20 Te abriste un camino entre las aguas,
un sendero entre las aguas caudalosas,
y no quedó ningún rastro de tus huellas.
21 Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón.

 
SALMO 87 (86)

Sión, madre de los pueblos

1 De los hijos de Coré. Salmo. Canto.
 
¡Esta es la Ciudad que fundó el Señor
sobre las santas Montañas!
2 Él ama las puertas de Sión
más que a todas las moradas de Jacob.
3 Cosas admirables se dicen de ti,
Ciudad de Dios:
4 “Contaré a Egipto y a Babilonia
entre aquellos que me conocen;
filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella”.
5 Así se hablará de Sión:
Este, y también aquel,
han nacido en ella,
y el Altísimo en persona la ha fundado”.
6 Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá:
“Este ha nacido en ella”.
7 Y todos cantarán, mientras danzan:
Todas mis fuentes de vida están en ti”.

 
SALMO 88 (87)

Lamento en la extrema aflicción

1 Canto. Salmo de los hijos de Coré.
Del maestro de coro. Para la enfermedad.
Para la aflicción. Poema de Hemán, el Aborigen.
2 ¡Señor, mi Dios y mi salvador,
día y noche estoy clamando ante ti:
3 que mi plegaria llegue a tu presencia;
inclina tu oído a mi clamor!
4 Porque estoy saturado de infortunios,
y mi vida está al borde del Abismo;
5 me cuento entre los que bajaron a la tumba,
y soy como un hombre sin fuerzas.
6 Yo tengo mi lecho entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
como aquellos en los que tú ya ni piensas,
porque fueron arrancados de tu mano.
7 Me has puesto en lo más hondo de la fosa,
en las regiones oscuras y profundas;
8 tu indignación pesa sobre mí,
y me estás ahogando con tu oleaje.
9 Apartaste de mí a mis conocidos,
me hiciste reino de la muerte despreciable a sus ojos;
estoy prisionero, sin poder salir,
10 y mis ojos se debilitan por la aflicción.
Yo te invoco, Señor, todo el día,
con las manos tendidas hacia ti.
11 ¿Acaso haces prodigios por los muertos,
o se alzan los difuntos para darte gracias?
12 ¿Se proclama tu amor en el sepulcro,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
13 ¿Se anuncian tus maravillas en las tinieblas,
o tu justicia en la tierra del olvido?
14 Yo invoco tu ayuda, Señor,
desde temprano te llega mi plegaria:
15 ¿Por qué me rechazas, Señor?
¿Por qué me ocultas tu rostro?
16 Estoy afligido y enfermo desde niño,
extenuado bajo el peso de tus desgracias;
17 tus enojos pasaron sobre mí,
me consumieron tus terribles aflicciones.
18 Me rodean todo el día como una correntada,
me envuelven todos a la vez.
19 Tú me separaste de mis parientes y amigos,
y las tinieblas son mis confidentes.


SALMO 89 (88)

Himno y oración al Dios fiel

La alianza del Señor con David

2 Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
3 Porque tú has dicho:
Mi amor se mantendrá eternamente,
mi fidelidad está afianzada en el cielo.
4 Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
5 ‘Estableceré tu descendencia para siempre,
mantendré tu trono por todas las generaciones’”. Pausa
6 El cielo celebre tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad en la asamblea de los santos,
7 porque
¿quién es comparable al Señor en las alturas?
¿quién es como el Señor entre los hijos de Dios?
8 Dios es temible en el consejo de los santos,
más grande y terrible
que cuantos están a su alrededor?
9 Señor, Dios del universo, ¿hay alguien como tú?
Tú eres fuerte y estás rodeado de fidelidad.

El poder de Dios creador

10 Tú dominas la soberbia del mar
y calmas la altivez de sus olas;
11 tú aplastaste a Rahab como a un cadáver,
deshiciste a tus enemigos con tu brazo poderoso.
12 Tuyo es el cielo, tuya la tierra:
tú cimentaste el mundo y todo lo que hay en él;
13 tú has creado el norte y el sur,
el Hermón y el Tabor aclaman tu Nombre.
14 Tu brazo está lleno de poder,
tu mano es fuerte, alta es tu derecha;
15 la Justicia y el Derecho son la base de tu trono,
el Amor y la Fidelidad te preceden.
16 ¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!
Ellos caminarán a la luz de tu rostro;
17 se alegrarán sin cesar en tu Nombre,
serán exaltados a causa de tu justicia.
18 Porque tú eres su gloria y su fuerza;
con tu favor, acrecientas nuestro poder.
19 Sí, el Señor es nuestro escudo,
el Santo de Israel es realmente nuestro rey.

La promesa del Señor a David

20 Tú hablaste una vez en una visión
y dijiste a tus amigos:
Impuse la corona a un valiente,
exalté a un guerrero del pueblo.
21 Encontré a David, mi servidor,
y lo ungí con el óleo sagrado,
22 para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga poderoso.
23 El enemigo no lo aventajará,
ni podrán oprimirlo los malvados:
24 yo aplastaré a sus adversarios ante él
y golpearé a los que lo odian.
25 Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,
su poder crecerá a causa de mi Nombre:
26 extenderé su mano sobre el mar
y su derecha sobre los ríos.
27 Él me dirá:
Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora’.
28 Yo lo constituiré mi primogénito,
el más alto de los reyes de la tierra.
29 Le aseguraré mi amor eternamente,
y mi alianza será estable para él;
30 le daré una descendencia eterna
y un trono duradero como el cielo.
31 Si sus hijos abandonan mi enseñanza
y no proceden de acuerdo con mis juicios;
32 si profanan mis preceptos
y no observan mis mandamientos,
33 castigaré sus rebeldías con la vara
y sus culpas, con el látigo.
34 Pero a él no le retiraré mi amor
ni desmentiré mi fidelidad;
35 no quebrantaré mi alianza
ni cambiaré lo que salió de mis labios.
36 Una vez juré por mi santidad
–¡jamás mentiré a David!–:
37 ‘Su descendencia permanecerá para siempre
y su trono, como el sol en mi presencia;
38 como la luna, que permanece para siempre,
será firme su sede en las alturas’”.


39 Pero tú te has irritado contra tu Ungido,
lo has rechazado y despreciado;
40 desdeñaste la alianza con tu servidor,
profanaste por tierra su insignia real.
41 Abriste brechas en todas sus murallas,
redujiste a escombros todas sus fortalezas;
42 los que pasan por el camino lo despojan,
y es la burla de todos sus vecinos.
43 Alzaste la mano de sus adversarios,
llenaste de alegría a sus enemigos;
44 mellaste el filo de su espada
y no lo sostuviste en el combate.
45 Le quitaste su cetro glorioso
y derribaste por tierra su trono;
46 abreviaste los días de su juventud
y lo cubriste de vergüenza. Pausa


47 ¿Hasta cuándo, Señor?
¿Te ocultarás para siempre?
¿Arderá tu furor como el fuego?
48 Recuerda, Señor, qué corta es mi vida
y qué efímeros creaste a los hombres.
49 ¿Quién vivirá sin ver la muerte?
¿Quién se librará de las garras del Abismo? Pausa
50 ¿Dónde está, Señor, tu amor de otro tiempo,
el que juraste a David por tu fidelidad?
51 Recuerda, Señor, las afrentas de tu servidor:
yo tengo que soportar los insultos de los pueblos.
52 ¡Cómo afrentan, Señor, tus enemigos,
cómo afrentan las huellas de tu Ungido!

53 ¡Bendito sea el Señor eternamente!
¡Amén! ¡Amén!


SALMO 91 (90)

Bajo las alas divinas

Ayuda y protección en los peligros del exorcismo

La protección divina en medio de los peligros

1 Tú que vives al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Todopoderoso,
2 di al Señor: “Mi refugio y mi baluarte,
mi Dios, en quien confío”.
3 Él te librará de la red del cazador
y de la peste perniciosa;
4 te cubrirá con sus plumas,
y hallarás un refugio bajo sus alas.
5 No temerás los terrores de la noche,
ni la flecha que vuela de día,
6 ni la peste que acecha en las tinieblas,
ni la plaga que devasta a pleno sol.
7 Aunque caigan mil a tu izquierda
y diez mil a tu derecha,
tú no serás alcanzado:
4c su brazo es escudo y coraza.
8 Con sólo dirigir una mirada,
verás el castigo de los malos,
9 porque hiciste del Señor tu refugio
y pusiste como defensa al Altísimo.
10 No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa,
11 porque él te encomendó a sus ángeles
para que te cuiden en todos tus caminos.
12 Ellos te llevarán en sus manos
para que no tropieces contra ninguna piedra;
13 caminarás sobre leones y víboras,
pisotearás cachorros de león y serpientes.


14 “Él se entregó a mí,
por eso, yo lo libraré;
lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
15 me invocará, y yo le responderé.
Estaré con él en el peligro,
lo defenderé y lo glorificaré;
16 le haré gozar de una larga vida
y le haré ver mi salvación”.


 


SALMO 93 (92)

El Dios de majestad

1 ¡Reina el Señor, revestido de majestad!
El Señor se ha revestido,
se ha ceñido de poder.
El mundo está firmemente establecido:
¡no se moverá jamás!
2 Tu trono está firme desde siempre,
tú existes desde la eternidad.
3 Los ríos hacen resonar sus voces, Señor,
los ríos hacen resonar su fragor.
4 Pero más fuerte que las aguas impetuosas,
más fuerte que el oleaje del mar,
es el Señor en las alturas.
5 Tus testimonios, Señor, son dignos de fe,
la santidad embellece tu Casa
a lo largo de los tiempos.

 
SALMO 96 (95)

Dios, rey y juez – La gloria del Señor, Rey del Universo

1 Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
2 canten al Señor, bendigan su Nombre,
día tras día, proclamen su victoria.
3 Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.
4 Porque el Señor es grande
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
5 Los dioses de los pueblos
no son más que apariencia
,
pero el Señor hizo el cielo;
6 en su presencia hay esplendor y majestad,
en su Santuario, poder y hermosura.
7 Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
8 aclamen la gloria del nombre del Señor.
Entren en sus atrios trayendo una ofrenda,
9 adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él!
10 Digan entre las naciones:
¡El Señor reina!
El mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.
11 Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
12 regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque.
13 Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad.

 
SALMO 101 (100)

Espejo de príncipes - Las cualidades del buen gobernante

1 De David. Salmo.
celebraré con un canto la bondad y la justicia:
a ti, Señor, te cantaré;

2 expondré con sensatez el camino perfecto:
¿cuándo vendrás en mi ayuda?

Yo procedo con rectitud de corazón
en los asuntos de mi casa;

3 nunca pongo mis ojos
en cosas infames / cosa alguna de Belial.

Detesto la conducta de los descarriados
Y no los cuento entre mis amigos;

4 la gente falsa se aparta de mí
y nunca apruebo al malvado.

5 Al que difama en secreto a su prójimo
lo hago desaparecer;

al de mirada altiva y corazón soberbio
no lo puedo soportar.

6 Pongo mis ojos en las personas leales
para que estén cerca de mí;

el que va por el camino perfecto
es mi servidor.

7 No habita dentro de mi casa
el hombre traicionero;

la gente mentirosa no puede permanecer
delante de mi vista.

8 Hago desaparecer día tras día
a los malvados del país,
para extirpar de la Ciudad del Señor
a todos los que hacen el mal.


SALMO 103 (102)

Dios es amor

Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;

2 bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.
3 Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;

4 rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura;

5 él colma tu vida de bienes,
y tu juventud se renueva como el águila.
6 El Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos;

7 él mostró sus caminos a Moisés
y sus proezas al pueblo de Israel.

8 El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;

9 no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente
;

10 no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas
.
11 Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;

12 cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.
13 Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;

14 él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo
.
15 Los días del hombre son como la hierba:
él florece como las flores del campo;

16 las roza el viento, y ya no existen más,
ni el sitio donde estaban las verá otra vez.
17 Pero el amor del Señor permanece para siempre,
y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
18 de los que lo temen y observan su alianza,
de los que recuerdan sus preceptos
y los cumplen.


19 El Señor puso su trono en el cielo,
y su realeza gobierna el universo.
20 ¡Bendigan al Señor, todos sus ángeles,
los fuertes guerreros que cumplen sus órdenes
apenas oyen la voz de su palabra!

21 ¡Bendigan al Señor, todos sus ejércitos,
sus servidores, los que cumplen su voluntad!
22 ¡Bendíganlo todas sus obras,
en todos los lugares donde ejerce su dominio!
¡Bendice al Señor, alma mía!


SALMO 104 (103)

Esplendores de la creación – La gloria de Dios en la creación


1 Bendice al Señor, alma mía:
¡Señor, Dios mío, qué grande eres!
Estás vestido de esplendor y majestad
2 y te envuelves con un manto de luz.
Tú extendiste el cielo como un toldo
3 y construiste tu mansión sobre las aguas.
Las nubes te sirven de carruaje
y avanzas en alas del viento.
4 Usas como mensajeros a los vientos,
y a los relámpagos, como ministros.


5 Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:
¡no se moverá jamás!
6 El océano la cubría como un manto,
las aguas tapaban las montañas;
7 pero tú las amenazaste y huyeron,
escaparon ante el fragor de tu trueno.
8 Subieron a las montañas, bajaron por los valles,
hasta el lugar que les habías señalado:
9 les fijaste un límite que no pasarán,
ya no volverán a cubrir la tierra.

La tierra y las aguas

5 Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:
¡no se moverá jamás!
6 El océano la cubría como un manto,
las aguas tapaban las montañas;
7 pero tú las amenazaste y huyeron,
escaparon ante el fragor de tu trueno.
8 Subieron a las montañas, bajaron por los valles,
hasta el lugar que les habías señalado:
9 les fijaste un límite que no pasarán,
ya no volverán a cubrir la tierra.


10 Haces brotar fuentes en los valles,
y corren sus aguas por las quebradas.
11 Allí beben los animales del campo,
los asnos salvajes apagan su sed.
12 Las aves del cielo habitan junto a ellas
y hacen oír su canto entre las ramas.
13 Desde lo alto riegas las montañas,
y la tierra se sacia con el fruto de tus obras.


19 Hiciste la luna para medir el tiempo,
señalaste al sol el momento de su ocaso;

20 mandas la oscuridad, y cae la noche:
entonces rondan las fieras de la selva
21 y los cachorros rugen por la presa,
pidiendo a Dios su alimento.

22 Haces brillar el sol y se retiran,
van a echarse en sus guaridas:
23 entonces sale el hombre a trabajar,
a cumplir su jornada hasta la tarde.

24 ¡Qué variadas son tus obras, Señor!
¡Todo lo hiciste con sabiduría,
la tierra está llena de tus criaturas!


25 Allí está el mar, grande y dilatado,
donde se agitan, en número incontable,
animales grandes y pequeños.
26 Por él transitan las naves, y ese Leviatán
que tú formaste para jugar con él.


27 Todos esperan de ti
que les des la comida a su tiempo:
28 se la das, y ellos la recogen;
abres tu mano, y quedan saciados.
29 Si escondes tu rostro, se espantan;
si les quitas el aliento,
expiran y vuelven al polvo.
30 Si envías tu aliento, son creados,
y renuevas la superficie de la tierra.


31 ¡Gloria al Señor para siempre,
alégrese el Señor por sus obras!
32 Él mira, y la tierra se estremece;
toca las montañas, y echan humo.
33 Cantaré al Señor toda mi vida;
mientras yo exista, celebraré a mi Dios:
34 que mi canto le sea agradable,
y yo me alegraré en el Señor.
35 Que los pecadores desaparezcan de la tierra
y los malvados ya no existan más.
¡Bendice al Señor, alma mía!
¡Aleluya!


SALMO 106 (105)

Confesión nacional - Los pecados de Israel junto al Mar Rojo

1 ¡Aleluya!


¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
2 ¿Quién puede hablar de las proezas del Señor
y proclamar todas sus alabanzas?
3 ¡Felices los que proceden con rectitud,
los que practican la justicia en todo tiempo!
4 Acuérdate de mi, Señor,
por el amor que tienes a tu pueblo;

visítame con tu salvación,
5 para que vea la felicidad de tus elegidos,
para que me alegre con la alegría de tu nación
y me gloríe con el pueblo de tu herencia.


6 Hemos pecado, igual que nuestros padres;
somos culpables, hicimos el mal:
7 nuestros padres, cuando estaban en Egipto,
no comprendieron tus maravillas;
no recordaron la multitud de tus favores,
y en el Mar Rojo desafiaron al Altísimo.
8 Pero él los salvó por amor de su Nombre,
para poner de manifiesto su poder:
9 increpó al Mar Rojo, y este se secó;
los llevó por los abismos como por un desierto,
10 los salvó de las manos del enemigo,
los rescató del poder del adversario
.
11 El agua cubrió a sus opresores,
ni uno solo quedó con vida:
12 entonces creyeron en sus palabras
y cantaron sus alabanzas.

13 Pero muy pronto se olvidaron de sus obras,
no tuvieron en cuenta su designio;
14 ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la soledad
:
15 entonces, él les dio lo que pedían,
pero hizo que una enfermedad los consumiera.
16 En el campamento tuvieron celos de Moisés,
y de Aarón, el consagrado al Señor;

17 pero se abrió la tierra y devoró a Datán,
se cerró sobre Abirón y sus secuaces:
18 ardió un fuego contra aquella turba,
y las llamas abrasaron a los malvados.

19 En Horeb se fabricaron un ternero,
adoraron una estatua de metal fundido:

20 así cambiaron su Gloria
por la imagen de un toro que come pasto.
21 Olvidaron a Dios, que los había salvado
y había hecho prodigios en Egipto,
22 maravillas en la tierra de Cam
y portentos junto al Mar Rojo.
23 El Señor amenazó con destruirlos,
pero Moisés, su elegido,
se mantuvo firme en la brecha
para aplacar su enojo destructor.


24 Despreciaron una tierra apetecible,
no creyeron en su palabra;
25 murmuraron dentro de sus carpas
y no escucharon la voz del Señor.
26 Pero él alzó la mano y les juró
que los haría morir en el desierto,
27 que dispersaría a sus descendientes
por los pueblos
y los diseminaría por diversas regiones.


28 Luego se unieron al Baal de Peor
y comieron víctimas ofrecidas a dioses muertos
;

Nota: Baal de Peor fue un santuario en Moab, y significa que comieron los sacrificios de los muertos, es decir, la participación del ágape sacrificial idolátrico en comunión con la falsa divinidad o “los muertos”. Irritaron así a Dios que les envió una plaga que expió Pinjás, y le fue reputado como merito, pues Pinjás tuvo descendència sacerdotal hasta Herodes el Grande.

29 con esas acciones irritaron al Señor
y cayó sobre ellos una plaga.
30 Pero Pinjás se levantó e hizo justicia,
y entonces cesó la plaga:
31 esto le fue tenido en cuenta a su favor,
por todas las generaciones, para siempre.
32 Irritaron al Señor junto a las aguas de Meribá,
y Moisés sufrió mucho por culpa de ellos,
33 porque lo amargaron profundamente,
y él no supo medir sus palabras.

34 No exterminaron a los pueblos
como el Señor les había mandado;
35 se mezclaron con los paganos
e imitaron sus costumbres
;

36 rindieron culto a sus ídolos,
que fueron para ellos una trampa
.

37 Sacrificaron en honor de los demonios
a sus hijos y a sus hijas
;

38 derramaron sangre inocente,
y la tierra quedó profanada.
39 Se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con su mala conducta;
40 por eso el Señor se indignó contra su pueblo
y abominó de su herencia.
41 Los puso en manos de las naciones
y fueron dominados por sus enemigos;
42 sus adversarios los oprimieron
y los sometieron a su poder.


43 El Señor los libró muchas veces,
pero ellos se obstinaron en su actitud,
y se hundieron más y más en su maldad.
44 Sin embargo, él miró su aflicción
y escuchó sus lamentos.
45 Se acordó de su alianza en favor de ellos
y se arrepintió por su gran misericordia;
46 hizo que les tuvieran compasión
los que los habían llevado cautivos.
47 Sálvanos, Señor y Dios nuestro;
congréganos de entre las naciones,
para que podamos dar gracias a tu santo Nombre
y gloriarnos de haberte alabado.

* * *

48 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
desde ahora y para siempre!
Y todo el pueblo diga:
¡Amén! ¡Aleluya!

 
SALMO 107 (106)

Dios salva al hombre de todo peligro - La liberación de los cautivos


1 ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!

2 Que lo digan los redimidos por el Señor,
los que él rescató del poder del enemigo
3 y congregó de todas las regiones:
del norte y del sur, del oriente y el occidente;
4 los que iban errantes por el desierto solitario,
sin hallar el camino hacia un lugar habitable.
5 Estaban hambrientos, tenían sed
y ya les faltaba el aliento;
6 pero en la angustia invocaron al Señor,
y él los libró de sus tribulaciones:
7 los llevó por el camino recto,
y así llegaron a un lugar habitable.
8 Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas en favor de los hombres,
9 porque él sació a los que sufrían sed
y colmó de bienes a los hambrientos.

10 Estaban en tinieblas, entre sombras de muerte,
encadenados
y en la miseria,
11 por haber desafiado las órdenes de Dios
y despreciado el designio del Altísimo.
12 Él los había agobiado con sufrimientos,
sucumbían, y nadie los ayudaba;
13 pero en la angustia invocaron al Señor,
y él los libró de sus tribulaciones:
14 los sacó de las tinieblas y las sombras,
e hizo pedazos sus cadenas.
15 Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas en favor de los hombres,
16 porque él destrozó las puertas de bronce
y quebró los cerrojos de hierro.

17 Estaban debilitados y oprimidos,
a causa de sus rebeldías y sus culpas;
18 la comida les daba náuseas,
y ya tocaban las puertas de la muerte.
19 Pero en la angustia invocaron al Señor,
y él los libró de sus tribulaciones:
20 envió su palabra y los sanó,
salvó sus vidas del sepulcro.
21 Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas en favor de los hombres:
22 ofrézcanle sacrificios de acción de gracias
y proclamen con júbilo sus obras.

23 Los que viajaron en barco por el mar,
para traficar por las aguas inmensas,
24 contemplaron las obras del Señor,
sus maravillas en el océano profundo.
25 Con su palabra desató un vendaval,
que encrespaba las olas del océano:
26 ellos subían hasta el cielo, bajaban al abismo,
se sentían desfallecer por el mareo,
27 se tambaleaban dando tumbos como ebrios,
y su pericia no les valía de nada.
28 Pero en la angustia invocaron al Señor,
y él los libró de sus tribulaciones:
29 cambió el huracán en una brisa suave
y se aplacaron las olas del mar;
30 entonces se alegraron de aquella calma,
y el Señor los condujo al puerto deseado.
31 Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas en favor de los hombres:
32 aclámenlo en la asamblea del pueblo,
alábenlo en el consejo de los ancianos.


33 Él hizo de los ríos un desierto
y de los oasis, una tierra estéril;
34 transformó el suelo fértil en una salina,
por la maldad de sus habitantes.
35 Convirtió el desierto en un lago,
y la tierra reseca en un oasis:
36 allí puso a los hambrientos,
y ellos fundaron una ciudad habitable.
37 Sembraron campos y plantaron viñas,
que produjeron frutos en las cosechas;
38 él los bendijo y se multiplicaron,
y no dejó que les faltara el ganado.
39 Cuando eran pocos, y estaban abatidos
por el peso de la desgracia y la aflicción,
40 el que cubre de vergüenza a los príncipes
y los extravía por un desierto sin huellas,
41 levantó a los pobres de la miseria
y multiplicó sus familias como rebaños.
42 Que los justos lo vean y se alegren,
y enmudezcan todos los malvados.
43 El que es sabio, que retenga estas cosas
y comprenda la misericordia del Señor.


SALMO 110 (109)

El sacerdocio real del Mesías

1 De David. Salmo.

Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies”.
2 El Señor extenderá el poder de tu cetro:
¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos!”.
3 “Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora”.

4 El Señor lo ha jurado y no se retractará:
Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec”.

5 A tu derecha, Señor, él derrotará a los reyes,
en el día de su enojo [Último Día]
6 juzgará a las naciones [Triunfo Final]
amontonará cadáveres y aplastará cabezas por toda la tierra [Condenación eterna]
7 En el camino beberá del torrente, [Jesús como Juez-guerrero bebe y recupera fuerzas
por eso erguirá su cabeza]


SALMO 118 (117)

En la fiesta de las Tiendas - Canto procesional en acción de gracias

Rito de exorcismo de 1614

1 ¡Aleluya!


¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
2 Que lo diga el pueblo de Israel:
¡es eterno su amor!
3 Que lo diga la familia de Aarón:
¡es eterno su amor!
4 Que lo digan los que temen al Señor:
¡es eterno su amor!


5 En el peligro invoqué al Señor,
y él me escuchó dándome un alivio.
6 El Señor está conmigo: no temeré;
¿qué podrán hacerme los hombres?
7 El Señor está conmigo y me ayuda:
yo veré derrotados a mis adversarios.
8 Es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres;
9 es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los poderosos.
10 Todos los paganos me rodearon,
pero yo los derroté en el nombre del Señor;
11 me rodearon por todas partes,
pero yo los derroté en el nombre del Señor;
12 me rodearon como avispas,
ardían como fuego en las espinas,
pero yo los derroté en el nombre del Señor.
13 Me empujaron con violencia para derribarme,
pero el Señor vino en mi ayuda.
14 El Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación.
15 Un grito de alegría y de victoria
resuena en las carpas de los justos:
La mano del Señor hace proezas,
16 la mano del Señor es sublime,
la mano del Señor hace proezas”.
17 No, no moriré:
viviré para publicar lo que hizo el Señor.
18 El Señor me castigó duramente,
pero no me entregó a la muerte.

19 “Abran las puertas de la justicia
y entraré para dar gracias al Señor”.
20 “Esta es la puerta del Señor:
sólo los justos entran por ella”.
21 Yo te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
22 La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
23 Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
24 Este es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él.
25 Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.
26 ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
27 el Señor es Dios, y él nos ilumina.
Ordenen una procesión con ramas frondosas
hasta los ángulos del altar”.
28 Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias;
Dios mío, yo te glorifico.
29 ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!


SALMO 135 (134)

Himno de Laudes - Las obras del Señor en la naturaleza

1 ¡Aleluya!

Invitación a la alabanza

Alaben el nombre del Señor,
alábenlo, servidores del Señor,
2 los que están en la Casa del Señor,
en los atrios del Templo de nuestro Dios.
3 Alaben al Señor, porque es bueno,
canten a su Nombre, porque es amable;
4 porque el Señor eligió a Jacob,
a Israel, para que fuera su posesión.

Las obras del Señor en la naturaleza

5 Sí, yo sé que el Señor es grande,
nuestro Dios está sobre todos los dioses.
6 El Señor hace todo lo que quiere
en el cielo y en la tierra,
en el mar y en los océanos.
7 Levanta las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos provoca la lluvia,
saca a los vientos de sus depósitos.

Las obras del Señor en favor de su Pueblo

8 Él hirió a los primogénitos de Egipto,
tanto a los hombres como a los animales:
9 realizó señales y prodigios
–en medio de ti, Egipto–
contra el Faraón y todos sus ministros.
10 Derrotó a muchas naciones
y mató a reyes poderosos:
11 a Sijón, rey de los amorreos,
a Og, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
12 Y dio sus territorios en herencia,
en herencia a su pueblo, Israel.
13 Tu Nombre, Señor, permanece para siempre,
y tu recuerdo, por todas las generaciones:
14 porque el Señor defiende a su pueblo
y se compadece de sus servidores.

Reprobación de la idolatría

15 Los ídolos de las naciones son plata y oro,
obra de las manos de los hombres:

16 tienen boca, pero no hablan;
tienen ojos, pero no ven;
17 tienen orejas, pero no oyen,
y no hay aliento en su boca.
18 ¡Que sean como ellos los que los fabrican,
y también los que confían en ellos!

Doxología final

19 Pueblo de Israel, bendice al Señor;
familia de Aarón, bendice al Señor;
20 familia de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendigan al Señor.
21 ¡Bendito sea el Señor desde Sión,
el que habita en Jerusalén!
¡Aleluya!

 





SALMO 136 (135)

Letanía de acción de gracias

¡Aleluya!

Invitación

1 ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
2 ¡Den gracias al Dios de los dioses,
porque es eterno su amor!
3 ¡Den gracias al Señor de los señores,
porque es eterno su amor!
Las obras de Dios en la Creación
4 Al único que hace maravillas,
¡porque es eterno su amor!
5 al que hizo los cielos sabiamente,
¡porque es eterno su amor!
6 al que afirmó la tierra sobre las aguas,
¡porque es eterno su amor!
7 Al que hizo los grandes astros,
¡porque es eterno su amor!
8 el sol, para gobernar el día,
¡porque es eterno su amor!
9 la luna y las estrellas para gobernar la noche,
¡porque es eterno su amor!

Las maravillas de Dios en favor de su Pueblo

10 Al que hirió a los primogénitos de Egipto,
¡porque es eterno su amor!
11 y sacó de allí a su pueblo,
¡porque es eterno su amor!
12 con mano fuerte y brazo poderoso,
¡porque es eterno su amor!
13 Al que abrió en dos partes el Mar Rojo,
¡porque es eterno su amor!
14 al que hizo pasar por el medio a Israel,
¡porque es eterno su amor!
15 y hundió en el Mar Rojo
al Faraón con sus tropas
,
¡porque es eterno su amor!
16 Al que guió a su pueblo por el desierto,
¡porque es eterno su amor!
17 al que derrotó a reyes poderosos,
¡porque es eterno su amor!
18 y dio muerte a reyes temibles,
¡porque es eterno su amor!
19 a Sijón, rey de los amorreos,
¡porque es eterno su amor!
20 y a Og, rey de Basán,
¡porque es eterno su amor!
21 Al que dio sus territorios en herencia,
¡porque es eterno su amor!
22 en herencia a Israel, su servidor,
¡porque es eterno su amor!
23 al que en nuestra humillación
se acordó de nosotros,
¡porque es eterno su amor!
24 y nos libró de nuestros opresores,
¡porque es eterno su amor!

La Providencia universal de Dios

25 Al que da el alimento a todos los vivientes,
¡porque es eterno su amor!
26 ¡Den gracias al Señor del cielo,
porque es eterno su amor!

SALMO 139 (138)

Homenaje a Aquel que lo sabe todo

1 Del maestro de coro. De David. Salmo.

Reconocimiento de la insondable sabiduría de Dios

Señor, tú me sondeas y me conoces,
2 tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
3 te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares.
4 Antes que la palabra esté en mi lengua,
tú, Señor, la conoces plenamente;
5 me rodeas por detrás y por delante
y tienes puesta tu mano sobre mí;
6 una ciencia tan admirable me sobrepasa:
es tan alta que no puedo alcanzarla.
7 ¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?
¿A dónde huiré de tu presencia?
8 Si subo al cielo, allí estás tú;
si me tiendo en el Abismo, estás presente.
9 Si tomara las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del mar,
10 también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha.
11 Si dijera:
¡Que me cubran las tinieblas
y la luz sea como la noche a mi alrededor!”,
12 las tinieblas no serían oscuras para ti
y la noche sería clara como el día.
13 Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
14 te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.
¡Qué maravillosas son tus obras!
Tú conocías hasta el fondo de mi alma
15 y nada de mi ser se te ocultaba,
cuando yo era formado en lo secreto,
cuando era tejido en lo profundo de la tierra.
16 Tus ojos ya veían mis acciones,
todas ellas estaban en tu Libro;
mis días estaban escritos y señalados,
antes que uno solo de ellos existiera.
17 ¡Qué difíciles son para mí tus designios!
¡Y qué inmenso, Dios mío, es el conjunto de ellos!
18 Si me pongo a contarlos, son más que la arena;
y si terminara de hacerlo,
aún entonces seguiría a tu lado.

Profesión de inocencia frente a los malvados

19 ¡Ojalá, Dios mío, hicieras morir a los malvados
y se apartaran de mí los hombres sanguinarios,
20 esos que hablan de ti con perfidia
y en vano se rebelan contra ti!
21 ¿Acaso yo no odio a los que te odian
y aborrezco a los que te desprecian?
22 Yo los detesto implacablemente,
y son para mí verdaderos enemigos.
23 Sondéame, Dios mío, y penetra mi interior;
examíname y conoce lo que pienso;
24 observa si estoy en un camino falso
y llévame por el camino eterno.

SALMO 148

Alabanza de la creación

1 ¡Aleluya!
Alaben al Señor desde el cielo,
alábenlo en las alturas;
2 alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo, todos sus ejércitos.
3 Alábenlo, sol y luna,
alábenlo, astros luminosos;
4 alábenlo, espacios celestiales
y aguas que están sobre el cielo.
5 Alaben el nombre del Señor,
porque él lo ordenó, y fueron creados;
6 él los afianzó para siempre,
estableciendo una ley que no pasará.
7 Alaben al Señor desde la tierra,
los cetáceos y los abismos del mar;
8 el rayo, el granizo, la nieve, la bruma,
y el viento huracanado
que obedece a sus órdenes.
9 Las montañas y todas las colinas,
los árboles frutales y todos los cedros;
10 las fieras y los animales domésticos,
los reptiles y los pájaros alados.
11 Los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra;
12 los ancianos, los jóvenes y los niños,
13 alaben el nombre del Señor.
Porque sólo su Nombre es sublime;
su majestad está sobre el cielo y la tierra,
14 y él exalta la fuerza de su pueblo.
¡A él, la alabanza de todos sus fieles,
y de Israel, el pueblo de sus amigos!

¡Aleluya!

No hay comentarios:

Publicar un comentario